‘La sociedad de la nieve’ es una de las películas más taquilleras del momento en España y argumentos no le faltan. Se trata de la película ‘made in Spain’ que está en la carrera por los Oscar, lleva la firma del prestigioso Juan Antonio Bayona y recrea, además, un caso que impactó en su momento a todo el mundo.
En efecto, la película recrea los hechos que vivió la plantilla de un club de rugby uruguayo cuando el avión en el que viajaban se estrelló en el corazón de la cordillera de los Andes. Fue el 13 de octubre de 1972 en el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Urugaya, que llevaba a 45 pasajeros, que quedaron incomunicados en la intemperie y con unas condiciones terribles. Los dieron por muertos pero 72 días después se consiguió encontrar a las víctimas: sorprendentemente quedaban 16 personas vivas, que sobrevivieron de forma extraordinaria.
Ahora, medio siglo después, Bayona ha querido explicar, con su habitual estilo cinematográfico, esta odisea, lo que ha vuelto a poner a la palestra esta historia. Se basó en un libro sobre su historia y también conoció de primera mano a los supervivientes, algunos de los cuales siguen vivos. Muchos de los que están viendo estos días la película se preguntarán qué fue de ellos o cómo están.
Habituales en las charlas motivacionales
De los 16 jugadores que sobrevivieron quedan 14 vivos. Javier Methol murió en 2005 de cáncer y José Luis ‘Coche’ Inciarte, que fue uno de los líderes del grupo, falleció el pasado verano, aunque tuvo tiempo de colaborar y ver la película antes de morir. Al resto, se les ha podido volver a seguir la pista a raíz de la película, y algunos de ellos han estado en ‘premieres’ o entrevistas.
Fernando Parrado, el popular Nando, viajaba en el avión con su madre y hermana, que perdieron la vida. Él se pudo recomponer de un fuerte golpe en la cabeza y acabó liderando la expedición en busca de ayuda que acabó con el rescate. La vuelta a la normalidad se le hizo especialmente dura, puesto que la tragedia había roto también su familia. Se puso a trabajar en el negocio familiar, una cadena de ferreterías, y se acabó convirtiendo en productor de televisión.
Parrado, en la derecha, durante un partido solidario de rugby
Antonio Vizintín, al que llamaban ‘Tintín’, fue otro de los siniestrados que expedicionó en busca de ayuda y también fue clave porque hizo vuelta atrás para no gastar tantos suministros. En sus apariciones públicas posteriores, siempre ha recordado que vivió una segunda tragedia: se divorció y en 1991 su segunda esposa falleció y quedó con dos niños de 10 y 8 años. ‘Tintín’ pudo rehacer de nuevo su vida y ahora vive felizmente junto a Josefina, su actual esposa.
Junto a Parrado, Roberto Canessa, fue a buscar ayuda y fue clave porque pudo atender a compañeros heridos gracias a los estudios en medicina que estaba cursando. Luego acabó especializándose en cardiología infantil, categoría por la que ha recibido tres Premios Nacionales de Medicina en Uruguay, e hizo una familia con su novia de toda la vida. Tiene tres hijos.
Canessa, en 2012
Tras la tragedia, Carlitos Páez se licenció como técnico agropecuario y abrió una consultoría de comunicación y relaciones públicas, empleo que compagina con su faceta como conferenciante, hablando sobre todo del periplo con su equipo de rugby. También escribió dos libros al respecto. Además, estuvo enganchado al alcohol y las drogas, algo que superó aunque aseguró que fue más difícil que su periplo en los Andes. Quedó viudo y tiene dos hijos y varios nietos.
Gustavo Zerbino, compañero de universidad de Canessa, también iba en el avión. Él fue clave para animar a comer, lo que fuera y como fuera, a los heridos y también se encargó de resguardar las pertinencias (desde joyas a cartas de despedida) de los compañeros fallecidos. Cuando acabó la odisea, acudió a entregar en primera persona los recuerdos de quienes murieron en la tragedia y siguió jugando a rugby e incluso estuvo en el equipo nacional. Paralelamente entró en un negocio químico, que actualmente dirige, y ha dado charlas motivacionales por varios puntos del mundo.
Zerbino, en 2004
Otro personaje clave en la supervivencia fue Adolfo ‘Fito’ Strauch, ya que se inventó el sistema para derretir el hielo y conseguir así agua. Él pasó página y se abrió camino al frente de una explotación ganadera y vive en el campo con su mujer, con la que tuvo tres hijos. Destacó, además, por ser uno de los supervivientes que creyó que los rescataron por mediación divina.
Adolfo viajaba con sus primos, Daniel Fernández Strauch y Eduardo Strauch, que también sobrevivieron. Eduardo es un conocido arquitecto y artista plástico, casado y con cinco hijos y que tras la tragedia no ha estado muy en primer plano. Daniel es ingeniero agrónomo, que se especializó en una empresa tecnológica en Montevideo. Se casó felizmente y que vivió otros dramas cuando le diagnosticaron cáncer a su mujer y cuando su hijo acabó hospitalizado tras un grave accidente.
Moncho Sabella, que viajaba porque sus amigos ‘Bobby’ y Carlitos lo convencieron a última hora, pudo rehacer su vida y es en la actualidad un empresario prestigioso, casado y que en su tiempo libre ofrece charlas motivacionales, aprovechándose de la tragedia. Inicialmente no lo hacía por respeto a las familias de las víctimas mortales pero también acabó sumándose a ese carro.
Además, Álvaro Mangino también vivió un caso especialmente particular: se rompió una pierna pero Canessa consiguió recolocarle los huesos con una maniobra y le habilitó un espacio para que pudiera recuperarse. Se casó con su novia de toda la vida, estuvo viviendo en Brasil, donde trabajó en el sector de los aires acondicionados, y sus cuatro hijos lo han convertido en un feliz abuelo. Pancho Delgado también sufrió graves daños en sus piernas en el accidente aéreo y destacó por ser, una vez ya rescatados, el que hablaba abiertamente de cómo habían acabado comiendo la carne de sus compañeros fallecidos. Tras ese momento, nunca más se ha referido al tema, que le causa un gran dolor.
Roy Harley, el superviviente que se encargó de activar la radio y que llevaba una cámara fotográfica con la que captaron algunos momentos, es ingeniro y también sigue dando charlas por todo el mundo al respecto. Y Pedro Algorta acabó licenciándose en Económicas, se casó y acabó trasladándose a Buenos Aires y aunque en un primer momento no hablaba de la tragedia acabó publicando ‘Las montañas siguen allí’. Tiene tres hijos que, por cierto, viven en Madrid.
De Alfredo Delgado se sabe que acabó los estudios de Derecho y que acabó abriendo uno de los despachos notariales más importantes de Uruguay. También está casado y tiene cuatro hijos. Y Roberto ‘Bobby’ François se casó y tuvo seis hijos y es un productor agropercuario habituado a vivir en un rancho alejado de las cámaras. Él es uno de los que no ha querido volver al punto en que se estrelló el avión. Tampoco ha querido Daniel Fernández Strauch que, eso sí, quiere que dejen sus cenizas allí.
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