«Tic-tac, tic-tac». No hay un sonido tan inofensivo y a la vez tan temible como el del paso del tiempo, un sonido que marca un lapso microscópico en el universo pero que nos acerca al final -de la vida, del amor, de todo- un poquito más, un poquito más. Así, tic-tac, tic-tac, es como arranca ‘Lejos de más’, la primera canción colaborativa entre pablopablo, nombre artístico de Pablo Drexler -hijo de Jorge Drexler con su primera pareja Ana Laan- y Helado Negro, nombre artístico de Roberto Carlos Lange, un músico estadounidense de ascendencia ecuatoriana muy respetado en el circuito independiente internacional.
Se conocieron en París, tras terminar sus respectivos conciertos en el Pitchfork Festival, y su admiración mutua hizo que la conexión fuese inmediata. «Soy muy fan de su música, tiene algo cíclico o meditativo que me encanta. Incluso sus temas más enérgicos parecen moverse en una especie de loop minimalista que va guiándote hacia la emoción. Pero lo que más me gusta es su voz, que suena como si perteneciese a otra época que no puedes localizar del todo. Por eso, cuando me contactó al poco tiempo para hacer algo, me sentí muy halagado», explica Drexler junior.
«Nos encontramos en un estudio en Eagle Rock, en Los Ángeles. Después de improvisar un rato, empezó a asomar esta canción que habla de lo difícil que puede ser permanecer en la vida de otra persona cuando existe distancia entre ambos. Realmente llegamos al estudio con el único objetivo de pasárnoslo bien y, con algo de suerte, llevarnos una idea como para seguir trabajando a distancia. El hecho de que saliese una canción tan bonita en una tarde nos pilló totalmente por sorpresa. Lo increíble es que, por mucho que ames el trabajo de alguien, nunca existe garantía de que al juntarte a trabajar una tarde vaya a salir algo de provecho, sin embargo en este caso fuimos muy afortunados, siento que cada idea que traíamos era mejorada en manos del otro. ¡Ojalá fuera siempre así!».
Con el mismo cuerpo se quedó Helado Negro, para quien grabar esta canción «no supuso apenas esfuerzo», asegura. «Empezamos Pablo en la batería y yo en el piano, improvisamos un poco y las semillas de ese momento de creación se desplegaron a lo largo del día hasta dar con esta canción. Poco a poco la composición se fue desarrollando. Las melodías las empezó Pablo y yo hice las repuestas a esas melodías hasta que todas las piezas. Él tiene una manera muy diferente de componer sonidos y su voz siempre aparece como una melodía incandescente, abrasando las canciones. Y esos son los momentos que uno desea tener cuando colabora con alguien. Cuando la música aparece, te toma y te transforma». «Sí, yo me senté en la batería y Roberto en el piano y empezamos a improvisar», asiente Drexler. «Los acordes de piano que constituyeron la idea principal se le ocurrieron casi inmediatamente. Y poco después, con la guitarra grabada, ya empezamos a improvisar melodías. La idea de estar ‘Lejos de Más’ creo que me salió porque en ese estudio californiano, literalmente estaba un poco demasiado lejos de casa».
La alianza entre estos dos geniecillos en potencia llega en un contexto de sobreabundancia de ‘featurings’ que siempre se venden con eslóganes de «colaboración natural y orgánica», maquillando una realidad que tiene que ver más con los posicionamientos y los algoritmos que con motivaciones puramente artísticas. «Eso no es nuevo en el mundo de la música. Lo que sí ha cambiado bastante es la forma de vender y promocionar las colaboraciones, para poder tener una mínima oportunidad de que se escuchen», espeta Helado Negro. «Hoy en día, escogerlas bien es un arte que tiene su mérito», opina pablopablo, a quien gusta reivindicar la mística que se construye sobre ellas «porque es emocionante cuando en un disco aparece la voz de otra persona y genera como una imagen de hermandad y complicidad secreta entre los dos artistas».
A pablopablo, que no está sufriendo en absoluto aquello de ser «hijo de» («tengo una relación maravillosa con mi padre precisamente porque la mantenemos muy de puertas para adentro», asegura), esta experiencia le ha hecho creer «aún más en el la magia de juntarse con otra gente a escribir», especialmente en el terreno hispanohablante. «Me emociona bastante el momento que vive el español en la música global. Si de adolescentes nos hubieran dicho que en unos años estaríamos viviendo de hacer música rara en español, no lo habríamos creído. Estamos aprovechando ese tirón muy bien. Vivimos en un mundo post Rosalía y C. Tangana en el que hay un interés y atrevimiento muy fuertes a la hora de experimentar, jugársela, mezclar géneros, etc».
Pero hay una cosa a la que este osado veinteañero le tiene cierto «miedo»: A lo rápido que pueda evolucionar la Inteligencia Artificial en el campo de la creación y/o falsificación de música o incluso de colaboraciones. «Me hace pensar en cuando vuelves a ver las primeras animaciones 3D de Pixar, como ‘Toy Story’ y piensas «wow ¿se veía así de mal?», porque a día de hoy estás acostumbrado a una calidad mucho más alta de imagen. Creo que en diez años la IA será tan potente y generará imágenes y sonidos tan reales que revisitaremos lo que hacía hoy y veremos que lo que nos parecía realista, era solo como un primer boceto».
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