Antonio no recuerda el momento exacto en el que su hermano Juanca y él decidieron montar un grupo, Melifluo, hace tan solo 5 años. «Habíamos grabado cosas juntos solo por el placer de hacerlo, cuando yo era pequeño. Fue algo que surgió de forma natural», explica. Así contado no parece una historia muy original: los hermanos Van Halen, Eddie y Alex, lo hicieron; igual que Dave y Ray Davies, con The Kinks; o incluso los irreconciliables Liam y Noel, de Oasis. Hay muchos más ejemplos. Quizá porque probable que los latidos que se forman en el mismo vientre se sincronicen de alguna forma y, quien sabe, propicie este tipo de conexiones más allá de la sangre.
Puede parecer muy pretencioso comparar los nombres de Antonio y Juanca con estrellas del rock internacionales. Pero lo cierto es que ellos también tienen parte de eso: Juanca era integrante del grupo Supersubmarina, autor de himnos de toda una generación en España. Antonio tampoco era ajeno al fenómeno: aparte de tener su propia banda (Casasola) con la que grabó un disco, estuvo trabajando con Supersubmarina en su última gira, justo antes de que todo se truncase el 14 de agosto de 2016 por un accidente de tráfico que les llevó a pasar por un calvario del que hoy aún se sienten sus secuelas.
«Creo que la gente mitifica mucho. Al final solo somos un grupo de amigos tocando juntos. Eso es lo que nos gusta y lo que queremos hacer», cuenta Antonio (a quien también conocen por Gómez, su apellido) por videollamada. Está en el local donde ensayan en su Baeza natal, donde siempre regresan. «No nos importan las comparaciones porque siempre ha sido lo mismo: colegas que tocan juntos», responde cuando se le pregunta si le pesa que su nombre esté siempre ligado al de la banda de su hermano.
Recuerda que él estaba rondando por el local cuando Supersubmarina ensayaba las primeras veces la canción que le dio el nombre. Ahora él lleva la voz cantante (de hecho, es el autor de las letras, además de tocar la guitarra) en una formación que tiene varios EPs producidos por Víctor Cabezuelo (voz y alma de Rufus T. Firefly) y mezclados por Manuel Cabezalí (líder de Havalina y quien ha trabajado en los proyectos de Second o Soleá Morente). Y un disco, titulado ‘Pasado Futuro’, en este caso producido, grabado y mezclado en su propio estudio, Haleluya Music Studio.
Desde que su álbum debut saliera en 2021, Melifluo ha estado girando por festivales, incluido el Sonorama de Aranda de Duero el año pasado. «Es genial tocar en la Plaza del Trigo, más aún acompañados de amigos como Arde Bogotá, que se subieron con nosotros», recuerda Gómez. Allí también fue la puesta de largo de ‘Historias de hace tiempo’, tema dentro del EP ‘Buenaventura’, con un sonido «más rockero», donde dicen encontrar su sitio. Desde entonces no han parado: además de conciertos, han estado preparando el que será su segundo álbum. «Estamos deseando mostrárselo al público. Hemos trabajado mucho tiempo en él y es hora de enseñarlo -dice mostrándose cauto sobre dar fechas-. Además, la llegada de Jaime, con el que hemos encajado a la perfección, ha sido algo muy positivo».
Gómez se refiere a Jaime Gandía, también integrante de Supersubmarina y el nuevo efectivo a la guitarra y en los coros de Melifluo, que junto con su hermano Juanca a la batería, Juanan Cózar en la otra guitarra y Eduardo Zorro al bajo cierran la formación en la que, insiste, tocar con los amigos es la principal máxima. «Muchas veces desde abajo del escenario se ve todo más grande de lo que es en realidad arriba. En nuestro caso somos unos colegas a los que les encanta la música y se han juntado para intentar aportar su granito de arena a esto».
Su próxima parada es el Festival Gigante, que vuelve del 29 al 31 de agosto a Guadalajara -ellos tendrán su oportunidad el viernes 30 abriendo el escenario principal-, una ciudad que recuerdan con el cariño de las primeras veces. «Me han contado historias, sí», admite Gómez cuando se le pregunta por los primeros bolos de, por aquel entonces, unos desconocidos Supersubmarina en salas como el extinto bar Ke Kaña o la irreductible Sala Óxido. «Tocar en el Gigante junto con grupos de renombre, incluso internacionales, es toda una oportunidad, y tenemos muchas ganas», asegura. Quizá regalen allí pinceladas de su nuevo trabajo, en el que dicen haber encontrado su «propio sonido» y con el que aspiran a llegar a un público mayor.
Aunque el éxito, para Gómez, tiene tintes diferentes a los que generalmente imaginamos la mayoría. «¿Qué es petarlo? Pues depende de cada uno. Para mí es que hagas un disco y la gente lo escuche entero, no que un trozo de una canción se haga viral. Al final lo que permanece es ese disco, no diez segundos de un vídeo de Instagram que ‘scrolleas’ entre cien publicaciones más», dice. Su camino para no caer en lo efímero y que los nombres de Gómez y Juanca no desentonen en la lista de hermanos que decidieron montar una banda y ‘lo petaron’ pasa este viernes por Guadalajara.
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