Orestes, Óscar Díaz, Alberto Sanfrutos, Los Mozos De Arousa… Todos ellos, antes de estar frente a una cámara, lo estaban frente a un televisor, siguiendo con atención cada pregunta y cada respuesta. «Detectas que se te da razonablemente bien, que respondes a la pregunta a un mayor ritmo que incluso el concursante y te planteas presentarte», reconoce Óscar Díaz a ABC. Así es como decidió participar en ‘Saber y Ganar’ sin saber que acumularía más de 200 programas seguidos. Aunque estuvo a punto de ver cómo se esfumaba su sueño en el primer programa. «Me libré por los pelos, la ‘Pregunta caliente’ me jugó una mala pasada y casi me voy a casa». Sin embargo, la suerte estuvo de su parte y consiguió acumular 169.900 euros en el programa de Jordi Hurtado.
‘Saber y Ganar’ es el concurso más veterano de la historia de la televisión en España. Lleva desde 1997 en emisión. Ese año, un entonces joven profesor llamado Alberto Sanfrutos, lo seguía atentamente cada tarde y decidió participar. «Sentí que era un programa para mí, pero aunque contestaba las preguntas que fallaban desde casa, me daba miedo que fuera distinto cuando llegara al plató. Me daba miedo hacer el ridículo», cuenta desde Úbeda, su tierra. Los nervios le podían jugar una mala pasada, pero su mujer y su hijo le animaron a participar. Fue el primer magnífico de ‘Saber y Ganar’ y acumuló 62 programas.
Estos formatos han evolucionado con el paso del tiempo, y con ellos también sus contratos. Aunque Alberto Sanfrutos estuvo mucho menos tiempo que Óscar, esos tres meses fueron clave para que los espectadores empatizaran con él y se animaran a participar. En esa época, los contratos de participación eran mucho más breves que ahora. Las condiciones eran más estrictas y contaban con un límite muy corto de programas. Sin embargo, las cadenas se dieron cuenta de que el formato obtenía una mayor audiencia cuando los concursantes estaban durante un largo período de tiempo porque así los espectadores podían encariñarse con ellos. Los concursantes se convertían así en los protagonistas de su serie diaria. De ahí que Los Mozos De Arousa lleven más de un año sin interrupción en ‘Reacción en Cadena’. Estos tres jóvenes gallegos, unidos por amistad y pertenencia a la Asociación juvenil Arousa Moza, se animaron a participar sin esperar nada. «Empiezas sufriendo porque no quieres ser expulsado el primer día, pero ni por asomo te planteas que vas a durar tanto», comenta Borja, uno de ellos.
«No se vive de esto»
Los tres han tenido que dejar sus estudios y trabajo para dedicarse íntegramente al programa. Son jóvenes y no les preocupa demasiado el futuro porque acumulan más de 2.199.700 euros. Pero no todos los concursantes toman la decisión de abandonar su trabajo para jugar. Sanfrutos tenía claro que su vocación de maestro no la podía dejar a un lado. Durante un día grababa muchos programas para poder seguir trabajando en el colegio. En cada emisión, lanzaba un saludo a sus alumnos que desde sus casas veían a su profesor de Educación Física responder ágilmente cada pregunta. «Fue un tiempo muy bonito. Mis alumnos lo vivían con orgullo y naturalidad. La tele muestra a la gente como algo que no es, pero los chiquillos me conocían. Para ellos era el profesor listo», recuerda entre risas. El jienense tardó 20 años en volver a aparecer de forma seguida en la televisión. Fue con ‘Boom’ en el equipo de ‘Los Lobos’. «Ya estaba jubilado, así que podía dedicarle mucho más tiempo. Y nos fue bien, nos fuimos por la puerta grande. Pero yo ya no quiero concursar, prefiero verlo desde casa», reconoce entre risas.
Sanfrutos y Óscar han estado en diversos formatos a lo largo de su vida. Óscar se llevó el último bote de Pasapalabra (1.816.000 euros) y también estuvo en ‘¡Boom!’ con el equipo de Los dispersos llevándose conjuntamente 1.546.400 euros. Es algo habitual ver a algunos concursantes saltando de un formato a otro, porque si el participante hace un buen concurso, otros programas se suelen poner en contacto con él para que participe en el suyo. De ahí que veamos a Óscar Díaz en La 1, Antena 3 y Telecinco. Eso, y la atractiva cifra que el participante recibe cuando gana un bote puede hacer pensar que es posible vivir de los concursos televisivos. «Nada más lejos de la realidad. Es presuntuoso creer que vas a estar medio mes en un concurso porque te puede ir mal. Siempre tuve claro que no iba a dejar mi trabajo porque el concurso va por un lado y la vida por otro. No te puedes borrar de ella». Díaz tiene una larga carrera como jefe de prensa en diversas instituciones, así como experiencia en el mundo editorial y de la traducción. «Cuando ganas un premio notable hay un cambio, pero no modifica en exceso la forma de vivir. No puedes vivir de los concursos», explica. Además, reconoce que los números no dan si se tiene en cuenta la parte que retira la Agencia Tributaria y la división del bote si la participación es grupal.
Orestes Barbero es también otro de los rostros que ha saltado de un formato a otro. Compañero de Óscar Díaz en ‘Pasapalabra’, este joven burgalés ha participado en el formato cuando se emitía en Telecinco y lo volvió a hacer en Antena 3. Durante más de 470 tardes ha luchado por resolver ‘El rosco’ y, aunque no lo ha conseguido, su paso le ha permitido formar parte ahora de ‘El cazador’. «Tienes que prepararte de una forma distinta para cada programa. En ‘El cazador’ las preguntas son sobre cultura y humanidades. Es un trabajo más de fondo. ‘Pasapalabra’ es puro diccionario» asegura.
El programa que presenta Rodrigo Vázquez es el que mejor se ajusta a su formación. Graduado en Filología y con un máster por la Universidad de Salamanca, gracias al dinero que obtuvo en los concursos pudo cumplir su sueño y estudiar Filosofía. «Me tomo esto como una oportunidad que me ofrece la vida de hacer las cosas bien, pero sin dejar de hacer mi trayectoria personal. Hay que aprovechar todo lo que venga, pero sin que esto se convierta en tu medio de sustento».
Los concursantes saben cuándo comienzan en el programa, pero no cuándo terminan. Y es ahí cuando empieza el caos. «Es imposible hacer planes. Tenía un viaje organizado a Disney y lo he ido aplazando tres veces por nuestra continuidad en el programa. También nos llaman para dar el pregón en muchos pueblos, pero nunca nos podemos comprometer», explica Raúl, otro de los Mozos de Arousa. La inestabilidad a la que están sometidos les impide organizar su vida a largo y corto plazo.
Orestes, en cambio, tiene la suerte de que cuenta con un contrato en ‘El cazador’ más estable que otros formatos debido a su dinámica. Aún así, combina su participación con su carrera profesional en la universidad. Otros disfrutan de esa incertidumbre y se convierte en un aliciente a pesar de que cada programa puede ser el último. «Vamos a pequeños objetivos. Primero pensamos en hacer un mes, luego en hacer dos, más tarde en conseguir un año. Ahora hemos superado los dos millones, algo impensable. La clave son retos pequeños. No puedes hacer otra cosa», reconoce Bruno Vila, uno de los Mozos de Arousa.
Adicción
Si hay algo que se puede detectar rápidamente en la experiencia de estos chicos es una cosa muy clara: los concursos generan adicción. «No podía hacer la entrevista después de comer porque para mí el ratito de ‘Saber y Ganar’ es sagrado. No me canso de verlo», reconoce Sanfrutos, que vio nacer el programa y que a pesar de ello no se agota de ver el programa de Jordi Hurtado. Lo mismo le ocurre a Óscar Díaz, que se reúne habitualmente en quedadas que organizan antiguos concursantes de formatos como este para divertirse. «Algunos son muy frikis, qué le vamos a hacer, nos gusta reunirnos, recordar viejos tiempos. Seguimos los programas habitualmente», asegura.
Aunque en el concurso tratan de ganar al contrincante, fuera de las cámaras lo que hay en ocasiones es una amistad. «Tengo amigos que han venido desde Valencia por algún cumpleaños. Al final, los lazos se estrechan porque son muchas horas juntos», añade Díaz. Lo que queda después de ganar un rosco es un colchón económico, pero también un recuerdo imborrable, y si tienes suerte como Óscar o Sanfrutos, una compañía para siempre.
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