El asesinato de Asunta Basterra, la niña gallega de 12 años, sigue copando titulares una década después. La truculenta historia, que ocurrió en el área metropolitana de Santiago de Compostela en septiembre de 2013, ha vuelto a primer plano después de que Netflix haya estrenado recientemente una miniserie, ‘El caso Asunta’, que está copando múltiples elogios gracias al gran papel de Candela Peña y Tristán Ulloa, que emulan a los padres de la niña.
La pequeña, que fue adoptada un año después de nacer por el matrimonio de Alfonso Basterra y Rosario Porto, desapareció y un día después su cuerpo fue encontrado en una pista forestal en Teo, un pequeño pueblo. Había muerto por asfixia y por la ingesta de pastillas, como se supo después. Los padres acabaron detenidos poco después por sus incoherencias sobre el caso. Meses después, cuando estaban en prisión, se divorciaron y el proceso judicial acabó considerándolos culpables del asesinato: ella la habría asfixiado con la connivencia de él.
El caso acabó, pues, con la gran duda de conocer el móvil del crimen. La historia tuvo un nuevo episodio en noviembre de 2020, cuando se conoció que Rosario se había suicidado en prisión. Había tenido dos intentos fallidos antes. Ahora la monja con la que se confesó en varias ocasiones desde la cárcel ha dado una entrevista y ha desvelado más detalles sobre la difícil personalidad de Rosario.
«No tenía muchas amistades o simpatías»
«Era una mujer desequilibrada, tal vez el entorno familiar o social la hacían parecer la persona adecuada», ha asegurado la religiosa en la entrevista que dio al programa ‘Mañaneros’ de TVE. Ella misma remarcó que se relacionaba con otras reclusas y que intentó ayudarlas económicamente, «pero las consideraba inferiores». «No tenía muchas amistades o simpatías», ha rememorado.
Por todo ello, la monja la recuerda pasando horas sola. «Tenía ganas de cariño, pobrecita. Creo que no tenía ganas de morir, tenía ganas de hacerse notar», ha incidido ella, que ha relatado que ella no le habló nunca de su marido pero que por las sensaciones que tuvo cree fervorosamente de que, a pesar de que muchos la vean a ella como gran culpable de todo, «dominaba más Alfonso a Rosario que Rosario a Alfonso».
En cárcel, la monja también pudo charlar con Alfonso, el padre de Asunta, pero lo justo. «No me ha tratado, era absolutamente ajeno a mi presencia», ha relatado, recordando que apenas le hacía caso. «Alfonso Basterra se quiere bastante a sí mismo, no creo que sea capaz de quitarse la vida», ha apuntado, haciendo referencia a una carta reciente de él en que avisaba de que cuando salga de prisión, en 2031, se quitará la vida.
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