Pocas actrices aceptarían un papel en una historia romántica con una expareja donde la propia película va pelando capas de los recuerdos de una relación y donde el dolor descubre la belleza de lo que no se ve. Sin embargo, Juliette Binoche no se parece a nadie. Es única. Capaz de canalizar sus propios temores, la francesa se atreve a embarcarse en un experimento donde la ficción y la realidad viajan de la mano. El coraje de Binoche al interpretar a Eugenie en la cinta de Tran Anh Hung ‘A fuego lento‘, junto a Benoît Magimel, con quien tiene una hija pero con quien no había hablado en años, la distingue de cualquiera.
«Creo que parte del regalo que ha significado este filme es que Benoit y yo nos conocemos. No habíamos rodado un filme juntos en 25 años, ni habíamos cruzado una palabra desde nuestra separación. Me daba miedo aventurarme a rodarlo porque había muchas cosas sin decir, porque tenemos una hija en común. Nos separamos y no fue fácil. Ser capaces de alcanzar otro nivel con él y poder expresar el amor que nos tenemos y que compartimos por nuestra hija ha sido muy emotivo. He sido capaz de reconciliarme a través de un personaje que no quiere casarse, que se resiste. Es una película para mi hija porque puede ver a sus padres llevarse bien. Esta película ha sido un regalo de la vida», cuenta la intérprete francesa.
Si bien Binoche utiliza esta película para reconciliarse con el padre de su hija, la relación en la ficción entre ambos se teje sobre la comida creando una analogía entre la preparación que requiere un plato con el cuidado que necesita una pareja. «La comida sirve para preparar la llegada de las personas a nuestras vidas. Me gusta como la relación entre Dodin (Benoît Magimel) y mi personaje se parece a la relación entre un director y un actor. Uno crea el concepto, la receta, y otro la ejecuta. Un actor lee lo que pone en el papel, pero debe conseguir que su papel tenga vida».
A sus 59 años, ‘La Binoche’ como la llaman en Hollywood, es una de las actrices europeas más reconocidas en la industria norteamericana. Su carrera incluye a directores legendarios Jean-Luc Godard, Philip Kaufman, Krysztof Kieslowski, Anthony Minghella, Michael Haneke, o David Cronenberg. «La satisfacción de rodar una película surge después de hacerla. Tengo la necesidad de trabajar, de contar historias. Cuando vives las emociones de un personaje, eres el personaje. Cada vez que me transformo, me asusto, porque los personajes tienen poder sobre mí. Es después, cuando pongo distancia, cuando puedo disfrutar del resultado», explica la actriz en una entrevista con ABC.
Homenaje a la cocina francesa
La cinta comienza con una secuencia larga y elaborada donde la Eugenie de Binoche prepara una comida. «Hay mucha coreografía en ese tipo de escenas porque el espacio es pequeño y los cocineros saben moverse con elegancia al crear sus platos. Me pareció importante respetar su ritmo de trabajo por lo que el director y yo decidimos ensayar cada detalle antes de rodar». Representando a su país en los Oscars 2024, ‘A fuego lento‘ convierte a Binoche en la mejor embajadora de la cocina francesa. «Creo que Hung siente pasión por la cocina y la literatura francesa. Me emociona hablar con él porque admira la belleza cultural de nuestro país sin haber tenido una infancia fácil en Francia».
En un momento en que el cine carece de personajes relevantes, Binoche se las arregla para encontrar papeles interesantes y pronto la veremos dando vida a Coco Chanel en la serie de Apple+ dedicada a la diseñadora en ‘The New Look‘. «La serie de televisión cuenta lo que ocurrió con Dior y Chanel durante la Segunda Guerra Mundial. Me costó interpretar el personaje porque Coco era una mujer con mucha energía y mantener su fuerza durante los siete meses que rodamos los diez episodios fue agotador». Limitando sus apariciones en Hollywood a la mínima expresión, la actriz se encuentra en Los Ángeles promocionando ‘A fuego lento’ pero eso no quiere decir que esté buscando trabajo en una gran producción. «He tenido mucha suerte, aunque también sé quien soy. Me he negado a interpretar personajes que no entendía o no tenían significado para mí. Si hay algo que disfruto es representar papeles que me mueven por dentro. En ‘A fuego lento’ la palabra escrita por Hung me conmovió. No hay nada más. Al final, no termina el amor, no hay fracaso en una separación. El fracaso son los sentimientos de odio, envidia o rencor que te hacen prisionero. Yo quiero transformar mis emociones en amor. Eso es lo maravilloso de mi trabajo, que me brinda oportunidades como esta donde puedo transformarme y perdonar».
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