A Juan José Ballesta (Parla, 1987) la fama le pilló temprano. Tanto que, después del Goya por ‘El Bola’, se convirtió para siempre en El Bola. En el colegio, en la calle, al otro lado de la pantalla. «Cuando leí el guión, me dije: ‘¡Esta historia es como las que pasan en mi barrio… voy a ser como El Torete!’. Y no, no me resultó nada difícil hacer este papel, porque en mi barrio pasan las mismas cosas que en la película… o sea, que si le haces el lío a alguno, te ganas un palazo», dijo. Su infancia, si es que alguna vez la tuvo, obligado a madurar antes que el resto, se terminó en el momento en el que alcanzó el ‘cabezón’, a los trece años. «Me tuve que cambiar de colegio porque los chavales me insultaban», relataba el actor en una entrevista con Jordi Évole.
Más que la fama, a Juan José Ballesta le han pesado sus prejuicios. Después de protagonizar la película de Achero Mañas, para el público se convirtió en el ‘chico simpático’, y para los compañeros de su edad, en un rival. «Había mucha envidia», reconoció el actor. Se pasó el resto de su vida entrando y saliendo de los focos pero con la sensación de no irse nunca del todo. Tampoco la de saber quién era realmente, si el amigo canalla, el joven entrañable, el marido y padre perfecto, un tipo con los pies en la tierra o un delincuente.
Después del Goya vino una buena época. Trabajó en ‘El embrujo de Shanghai’, de Fernando Trueba o en ‘Planta 4ª’, de Antonio Mercero. Pero tanta bonanza le dio vértigo y se apartó de su prometedora carrera en la industria por «estrés». «Esa vida no me gustaba. No podía salir, no podía hacer mi vida, y no podía ir con mis amigos o familia», confesó en La Sexta. Retomó sus estudios y se sacó la ESO. Trabajó como marmolista por 700 euros. «Me daba paz y trabajaba tranquilo, haciendo otra cosa diferente. Curraba 12 horas al día y a destajo, y creo que fue una época muy necesaria». Y después volvió al calor de las pantallas. Y besó el santo de nuevo gracias a su papel en ‘7 vírgenes’, de Alberto Rodríguez, que le valió la Concha de Plata a la mejor interpretación masculina en el Festival de San Sebastián.
Infancia difícil
Tenía 18 años y ya había vivido una vida más larga que la media. Su infancia nunca fue fácil. Hijo de «padres currantes», creció en una casa de IVIMA en Parla, esos pisos que daban a las familias desfavorecidas que no tenían dinero y a padres jóvenes. También sufrió bullying de pequeño. Le llamaban Forrest Gump por tener que caminar con un aparato de hierro después de un infarto en la cabeza del fémur.
Su vida, digna de guión, suscribe punto por punto la de otros juguetes rotos, la mayoría al otro lado del charco. Éxito prematuro, incapacidad para gestionarlo… y problemas, muchos. Le pegaron varias veces por la calle, en discotecas. Novios celosos o gente que le identificaba como El Bola. En una ocasión, le pegaron hasta que perdió el conocimiento. Salió del hoyo, se casó, tuvo a su hijo, Juanjito, y fue feliz. Apareció en ‘MasterChef Celebrity’ y volvió a ganarse el favor del público. Parecía feliz y seguramente lo era. Y al año siguiente se divorció de Vero, la mujer de todas sus vidas, que sin embargo le acusó de no pasarle la manutención a su hijo.
Reconoció Juan José Ballesta que nunca probó las drogas porque lo pasó mal en su infancia. «He visto a mucha gente ponerse hasta el culo y ofrecerme, pero yo tenía las cosas claras. Lo primero, porque lo he vivido en mi familia con mi tío. Mi tío fue toxicómano y murió de la droga, y lo pasamos muy mal todos. Me crie en un barrio con mucha droga y he visto a muchos amigos perderse», le contó a Évole. Dijo entonces que en la actualidad se ganaba la vida pintando pisos, montando hornos. Lo que sea, menos estarse quieto.
Su historial como manitas es casi tan amplio como el conflictivo. Peleas, accidentes de coche, vídeos a 180 kilómetros por hora… Incluso desapareció durante 132 días, sin dar señales de vida, el año pasado. «Necesitaba huir», confesó al respecto.
Este verano, una compañera de su infancia le acusó de haberla agredido sexualmente. Ballesta solicitó al juez que archivara la causa: «Yo desde luego estoy muy tranquilo porque no tengo nada que ver con todo esto». Esta mañana, el actor ha sido arrestado por robo con violencia. Según ha trascendido, se peleó en el barrio madrileño de Hortaleza con un conocido suyo, que le denunció por haberle robado la cazadora y el dinero que llevaba encima.
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