El pasado mes de abril ya anunció que dejaría el cargo al «no darse las condiciones necesarias» para el desarrollo del proyecto, pero ha sido este miércoles prenavideño cuando Juan Carlos Martel ha hecho balance de sus cinco años al frente del Teatre Lliure y ha explicado las razones que le han llevado a renunciar a prorrogar su contrato. «El Lliure está ahora infinitamente mejor ahora que cuando me lo encontré», ha resumido Martel, que tomó las riendas del teatro barcelonés tras la accidentada salida de Lluís Pasqual en 2018. En concreto, ha añadido el director saliente, ha podido cumplir el 95% del programa de dirección que presentó en enero de 2019, un proyecto basado en la transversalidad educativa, social y cultural.
El Lliure, ha insistido Martel, es «ahora es referente: no solo artísticamente, también como teatro sostenible, accesible y digital, con el mejor programa de residencias del Estado español, respondiendo profesionalmente a todos los estratos del tejido artístico y sin concesiones». Y sin embargo, lo deja. Porque, ha dicho Martel, para consolidar el proyecto impulsado en los últimos cinco años sobran ganas y falta dinero. Mucho dinero. El doble, para ser exactos.
Y es que, según ha lamentado durante su intervención, el Teatre Lliure cuenta actualmente con un presupuesto de 9,3 millones de euros, el mismo que tenía en 2010. El Teatre Nacional de Catalunya (TNC), ha ilustrado, ha visto crecer su presupuesto un 25% en los últimos cinco años, pasando de los 10 a los 16 millones de euros. El Lliure, en cambio, se ha quedado encallado y cerca del 70% de su dotación se la comen ya los gastos estructurales. «Para consolidar este proyecto se necesitan recursos económicos y humanos. ¿Cuántos? El doble. 18 millones», ha subrayado Martel, El Teatre Lliure está constituido como fundación privada participada el Ayuntamiento de Barcelona, la Diputació de Barcelona, la Generalitat de Catalunya y el Ministerio de Cultura.
Con todo, Martel, que se despide del teatro de Montjuïc con la ‘Yerma’ de Federico García Lorca, está convencido de que el cambio ya es imparable. «Hemos logrado poner la primera piedra de lo que ya no debería dar marcha atrás: la renovación de la institución según sus necesidades reales y las del ámbito de creación de una ciudad», ha dicho. El 31 de enero dejará oficialmente su cargo y cederá el testigo a Julio Manrique, elegido en octubre tras un concurso público.
Durante su mandato, el teatro ha firmado un total de 42 producciones propias y 44 coproducciones; ha acogido a 76 compañías invitadas; y ha rebajado la media edad de los 51 a los 45,6 años. En el debe, Martel lamenta no haber podido poner el nombre de Anna Lizaran a la sala de Gràcia y no haber firmado un nuevo convenio laboral, aunque asegura que la Fundación Teatre Lliure sabe «que debe corregirlo y lo está haciendo».
Content Source: www.abc.es