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El disputado Oscar a la Mejor Actriz: tres escenarios tan improbables como inevitables y varios récords históricos a punto de batirse

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Faltan algo menos de dos meses para la noche de los premios Oscar y todavía queda mucha carne en el asador. Desde luego, esa es la mentalidad de las compañías encargadas de promocionar las películas nominadas . Conscientes de que tienen varias puertas abiertas, se están ocupando de pasear a sus estrellas por todos los platós de televisión y alfombras rojas, buscando rascar hasta el último voto que pueda materializarse en una estatuilla el próximo 10 de marzo.Aunque hay varios apartados cerrados desde hace tiempo -a estas alturas es complicado que Da’Vine Roy Randolph (‘Los que se quedan’) pierda el premio a la Mejor Actriz de Reparto o que ‘Barbie’ no gane Mejor Canción Original-, hay ciertas categorías cuyos candidatos aún pueden hacer mucha campaña y, si aciertan con su mensaje durante las cinco semanas y media que quedan para cerrar el plazo de votaciones, acabarán sobre el escenario del Dolby Theatre.Porque es sabido -aunque las estrellas de Hollywood nunca lo reconocerán abiertamente- que detrás de los Oscar hay una maquinaria de publicidad tan fuerte y cara como la de promoción de la propia película. Ganar no depende de forma exclusiva del talento del nominado , sino también de la narrativa alrededor del mismo. Un ejemplo sencillo nos remonta al año pasado, cuando Michelle Yeoh (‘Todo a la vez en todas partes’) se impuso a última hora a Cate Blanchett ( ‘Tár’ ), una actriz de enorme prestigio y que tenía en su haber el Globo de Oro, BAFTA y Critics Choice, en parte gracias al discurso de ser, en caso de vencer, la primera actriz asiática en lograrlo.Aquel era un motivo de peso, ya que, aunque no influya en la calidad de la interpretación, los Oscar no se podían permitir una polémica similar al terremoto que se llevó por delante de los Globos de Oro en 2022 entre acusaciones de racismo . Yeoh lo sabía, lo explotó y le funcionó.Precisamente, este es uno de los argumentos que puede volver a inclinar la balanza hacia una nominada determinada en la categoría de Mejor Actriz , una de las más abiertas y disputadas del año, así como la más difícil de predecir, siempre con el fantasma de la polémica ausencia de Margot Robbie (‘Barbie’) de fondo. Tres mujeres llegan al ‘sprint’ final de la carrera de premios en una aparente igualdad de condiciones; curiosamente, cada una de esas tres victorias rompería algún récord e iría contra diversas estadísticas, por lo que parece antinatural apostar por cualquiera de ellas. Pero nadie más puede ganar .La primera opción: una reivindicación racialSimilar al mensaje de Michelle Yeoh hace 12 meses es el que Lily Gladstone ( ‘Los asesinos de la luna’ ) pretende que cale entre los votantes. La actriz, que es de ascendencia piegana y fue criada en la reserva de Montana de la nación de los Pies Negros, se convirtió el pasado 7 de enero en la primera actriz indígena en ganar el Globo de Oro y podría repetir este récord en los Oscar.Consciente de que esto juega a su favor, no dudó en comentarlo explícitamente en su discurso de aquella noche: «Esta es una victoria histórica. No me pertenece sólo a mí […] esto es para todos los niños indígenas que tienen un sueño y se ven representados en nuestras historias contadas por nosotros mismos», dijo. Un discurso tan emotivo como preparado , pues Gladstone, que aunque no es especialmente conocida lleva ya algunos años en Hollywood y no es nueva en esto de los premios (recibió mucha atención en 2016 gracias a su excelente trabajo en ‘Certain Women’), probablemente ha sido aconsejada por los múltiples publicistas expertos en estos asuntos que las compañías ponen a disposición de sus estrellas cuando saben que tienen posibilidades de ganar.Utilizar el discurso del Globo de Oro, que siempre es la primera gran ceremonia de premios del año, para promocionarse como ‘oscarizable’ no es nada nuevo. Hay quien apunta que Meryl Streep acabó colándose entre las nominadas al Oscar de 2016 -un año en el que no era para nada favorita- con la olvidable ‘Florence Foster Jenkins’ gracias a su discurso viral y crítico con Donald Trump al recoger un galardón honorífico; o, por el contrario, se suele citar a Jessica Chastain como el ejemplo contrario, ya que sus palabras en 2012 -ganó por ‘La noche más oscura’-, algo arrogante, le hizo perder favoritismo ante la otra vencedora de los Globos de aquel año, Jennifer Lawrence (‘El lado bueno de las cosas’), cuya genuina simpatía la empujó hasta un Oscar que era a priori bastante improbable, por edad (22 años) y género (una comedia romántica).El Oscar de Lily Gladstone no es misión imposible. Estar en una película de Martin Scorsese, que ha gustado a la Academia y tener un Globo de Oro bajo el brazo puede ser aparentemente una combinación ganadora. Su principal problema es que este año la competencia es extraordinaria. Sin embargo, la actriz tiene a su favor dos cuestiones: la jugosa narrativa de que la Academia puede convertirla en la primera persona indígena en lograr el premio -y nada le gusta más a Hollywood que sentirse buenas personas y aplaudirse a sí mismos- y el hecho de que muchas veces gana no quien más lo merezca, sino quien pueda ofrecer el mejor discurso. Tanto la Academia como el público tienen debilidad por los momentos emotivos y los discursos virales, y Gladstone demostró en los Globos de Oro que puede ofrecerlo. Es algo que favorece a actrices como Frances McDormand -que ha ganado dos veces en los últimos seis años y que siempre deja momentos memorables, como cuando pidió que se pusieran en pie todas las mujeres nominadas- pero que va en contra de otras a las que les espanta la atención, como Amy Adams, cuyo indiscutible talento podría haberle dado ya un buen puñado de premios, pero su anodina discreción provoca que aparentemente nadie quiera votarla.Noticia Relacionada estandar Si Crítica de ‘Los asesinos de la luna’ (****): Un Scorsese más viejo, más sabio, más diablo Oti Rodríguez Marchante El director se toma su tiempo (casi tres horas y media) pero no hay nada de este tiempo, ni un minuto, que se pueda considerar muertoAsimismo, hay otro detalle que puede aupar a Gladstone. Existe el inolvidable precedente de cuando Marlon Brando ganó por ‘El padrino’ en 1972 y envió a recogerlo a la activista a favor de los derechos de los indios americanos Sacheen Littlefeather. «[Brando] rechaza este generoso galardón. Esto se debe al maltrato a los indios estadounidenses en la actualidad por la industria cinematográfica. […] Deseo que en el futuro nuestros corazones y entendimiento se encuentren con amor y generosidad», dijo Littlefeather (‘Pequeña pluma’, en inglés), entre los abucheos y quejas del público , es decir, de la industria. La Academia podría querer zafarse de esta mancha en su expediente, impensable a día de hoy, y nunca han tenido una oportunidad más sencilla que esta, aunque la victoria de una persona indígena, que se considera ‘two-spirit’ (es decir, que renuncia al binarismo hombre-mujer y asegura «cohabitar» entre distintos géneros) y sin estatus de estrella es, sobre el papel, bastante poco factible. También juega en su contra que su película no parece favorita en ninguna otra categoría, con lo que, como le ha pasado a Scorsese en múltiples ocasiones, podría llegar a la gala con un buen número de nominaciones y terminar con los bolsillos vacíos. Emma Stone o el favoritismo envenenadoTener muchas posibilidades de ganar el Oscar no siempre es buena noticia. Recibir el título de ‘favorito’ desde el primer momento -a partir de los festivales del verano anterior, por ejemplo- provoca que el condenado con esa espada de Damocles deba mantener el ritmo y el prestigio durante meses.Muchos acaban cayéndose con el tiempo -que le pregunten a Bradley Cooper, experto en la cuestión-, pues el favoritismo suele traer de la mano la voraz e implacable crítica de quienes, desde medios de comunicación, redes sociales o la propia industria, prefieren a otro candidato. Asimismo, recibir este tipo de atención implica soportar una lupa desproporcionada de escrutinio y verse obligado a atender todo tipo de compromisos -prensa, eventos, mesas redondas- donde no sólo se dan a conocer, sino que se arriesgan a meter la pata.Emma Stone ( ‘Pobres criaturas’ ), sin embargo, maneja este escenario a la perfeccción. Durante la temporada de 2016, pronto se convirtió en una de las favoritas gracias a ‘La La Land’ -que, efectivamente, acabó dándole el Oscar a la Mejor Actriz- tras llevarse la prestigiosa Copa Volpi del Festival de Venecia. Stone, con un ansia indisimulado de premios , estuvo durante meses con una sonrisa perenne, de alfombra roja en alfombra roja, alimentándose entre octubre y marzo exclusivamente a base de las bandejas de canapés de aquellos eventos y de la atención de toda la industria, dispuesta a convertirla en su nueva niña bonita. Deseaba el Oscar, supo aguantar el foco y acabó llevándose el gato al agua.A su favor tenía un buen surtido de motivos: un sentido del humor que encandiló a los votantes, su recién estrenado estatus de estrella, una anterior nominación (por ‘Birdman’, dos años antes) y estar en la película del año. En su contra, una Natalie Portman fantástica en ‘Jackie’ y su juventud. Sin embargo, Portman, embarazo mediante, prefirió no hacer campaña y ya había ganado hacía seis ediciones con ‘Cisne negro’ (2010).El problema de Stone es que ahora eso lo sufre ella. Aquel premio por ‘La La Land’ la podría dejar sin el de este año , pues ganar un segundo Oscar con 35 años, ambos como actriz principal y con el nivel de competencia de esta ocasión, es un escenario espinoso e aparentemente improbable.Noticia Relacionada estandar Si Crítica de ‘Pobres criaturas’ (***): El jardín de las delicias de Lanthimos y Emma Stone Oti Rodríguez Marchante Película distinta, creativa, radical en su cuerpo y alma, también caprichosa en ritmos y proporciones. Sorprenderá a todos y a muchos, además, interesaráA la Academia, en general, le gusta repartir. Es poco habitual que un actor se lleve una segunda estatuilla , salvo naturales excepciones con casos de enorme prestigio (Meryl Streep o Daniel Day-Lewis) o por falta de alternativas (Renée Zellweger o Mahershala Ali). Ninguno es el escenario de Stone.En los últimos diez años, sólo cinco de los 38 actores premiados habían ganado anteriormente: Cate Blanchett, Frances McDormand, Mahershala Ali, Renée Zellweger y Anthony Hopkins. Aunque los precursores a los Oscar -Globos de Oro, BAFTA, Sindicato de Actores, Critics Choice- sí tienen mayor tendencia a votar a personas a los que ya habían premiado en otras ocasiones, la Academia suele mostrarse más reacia. Así, ha habido casos como los de Cate Blanchett en 2022, Denzel Washington en 2016 o Kate Winslet en 2015, que llegaron a los Oscar habiendo ganado uno o más precursores y con grandes opciones de repetir, pero, quizás porque ya tenían una estatuilla anterior, acabaron perdiendo contra un novato que tiene cierta narrativa a su favor. Es decir, el caso de Lily Gladstone o Sandra Hüller.Las victorias de la actriz de ‘Pobres criaturas’ en los Globo de Oro y Critics Choice (veremos qué pasa en BAFTA y SAG, mucho más dados a llevar la contraria) la apuntan como la favorita racional, pero la estadística, en realidad, juega ligeramente en su contra. Tampoco ayuda el tono de la película -una cinta de fantasía con grandes dosis de erotismo-, que no suele ser del gusto de la Academia.La tercera vía: el factor Sandra HüllerComo en la fábula de ‘La liebre y la tortuga’, Sandra Hüller podría ser la vencedora haciendo una carrera discreta, lenta e impredecible, pero eficaz y victoriosa. Hüller, desconocida para muchos pero querida por los más cinéfilos que quizás la descubrieron en 2016 con la excelente ‘Toni Erdmann’, es una actriz alemana de gran prestigio en su país, pero que nunca ha tenido especial interés en cruzar el charco.Este año ha estrenado dos películas: la francesa ‘Anatomía de una caída’ , de Justine Triet, y la inglesa -aunque rodada en alemán- ‘La zona de interés’, de Jonathan Glazer. Estos no son sólo dos de los mejores largometrajes del año , sino que, además, juntas han sumado 10 nominaciones al Oscar, algo extremadamente inusual en películas que no están filmadas en inglés. Más impactante aún es el hecho de que ambas lograran entrar en la categoría de Mejor Película -donde es aún más difícil que se cuele una cinta extranjera-, y también las dos tienen a sus directores y guionistas nominados, dejando fuera a pesos pesados como Greta Gerwig (‘Barbie’) o Alexander Payne (‘Los que se quedan’). Es decir, han gustado mucho.Noticia Relacionada Estrena ahora ‘La zona de interés’ estandar No Sandra Hüller, de ‘Anatomía de una caída’ a encarnar a la nazi que cultivaba flores con las cenizas de Auschwitz Adrián G. Peñacoba La actriz alemana Sandra Hüller estrena este viernes en cines ‘La zona de interés’, donde da vida a la mujer del comandante del campo de concentraciónPor supuesto, Hüller también opta al premio, en este caso a la Mejor Actriz por ‘Anatomía de una caída’, donde interpreta brillantemente a una mujer acusada de asesinar a su marido. La película, como ‘La zona de interés’, ha sido uno de los fenómenos del año, algo curioso no sólo por su rareza lingüística (los personajes usan hasta tres idiomas distintos), sino por su naturaleza anti-hollywoodiense en cuanto a ritmo, estilo de dirección o estructura narrativa.El inesperado éxito de ambas cintas la ha convertido a en la actriz del año , como destacaba The Hollywood Reporter en su número de septiembre, y le ha llevado no sólo a los Oscar, sino también a los BAFTA (donde ha conseguido doble nominación, por ambos filmes) o a ganar el premio de la Academia del Cine Europeo y los de la crítica de Los Ángeles, Nueva York Online, Toronto y la National Society of Film Critics. Este palmarés indica un gran nivel (todos son galardones de exquisito prestigio), pero son insuficientes contra los 24 que se ha llevado de momento Gladstone o los 21 de Stone. Aún así, desde su digno tercer puesto -y el aval de esas asociaciones de críticos de renombre – puede acabar trepando el podio, pues en los últimos años ser el número uno en acumulación de premios de la crítica no ha significado necesariamente nada. De hecho, la propia Emma Stone logró el Oscar en 2016 habiendo ganado sólo en cuatro asociaciones de críticos sin especial peso (además de en Venecia) y cuando había otras tres actrices más premiadas que ella a lo largo de aquella temporada.Hüller tiene varios aspectos que reman a su favor: tener no una, sino dos películas en la categoría reina, ser una de las personas cuyo nombre todo el mundo en Hollywood tiene en boca desde hace meses, no optar al premio por ‘La zona de interés’ (lo cual podría dividir el voto) y, sobre todo, una actuación grandiosa que ha gustado a todos aquellos que la han visto, independientemente de la opinión general sobre la película.En su contra, claro, está el idioma. Evidentemente, lo tendrá más fácil una nominada cuyo papel comparta lengua con el del votante, pero la renuncia a los prejuicios de este tipo que la Academia ha demostrado en los últimos años (ahí están los éxitos de ‘Parásitos’ o ‘Todo a la vez en todas partes’ ) y la apertura a la membresía de miles de nuevos votantes de otros países, hacen que este cada vez sea una argumento de menor peso.De hecho, en los últimos diez años, 19 de las 200 actuaciones nominadas (un 9,5%), estaban, al menos parcialmente, en una lengua distinta al inglés, con cuatro victorias: Michelle Yeoh, Ke Huy Quan, Troy Kotsur y Youn Yuh-jung. Por ponerlo en contexto, durante todo el siglo XX sólo se nominó en 35 ocasiones a un actor por una interpretación en un idioma extranjero.El premio de Hüller depende, esencialmente, de lo que suceda en los BAFTA . Si la Academia de Cine Británico, donde está nominada por las dos películas, la premia por ‘Anatomía de una caída’ -algo nada descabellado ni descartable-, podría inclinar la balanza a su lado. Sería un caldo de cultivo similar al que hizo que Marion Cotillard ganase en 2007 por ‘La vie en rose’: perdió la mayoría de precursores, pero generaba consenso, logró el BAFTA y hubo división entre el resto de nominadas. Aquel año la favorita era Julie Christie, que, como Emma Stone, ya tenía un Oscar. La diferencia era que Christie lo había ganado hacía 42 años y Stone se lo llevó hace sólo seis.La comparación con Cotillard no es baladí: la francesa se convirtió en la cuarta intérprete en lograr el premio a la Mejor Actriz hablando, al menos parcialmente, una lengua extranjera en su película (después de Anna Magnani, Sofía Loren y Meryl Streep), y Hüller podría ser la quinta; la cuarta fue Michelle Yeoh hace un año.También recuerda al caso de Adrien Brody en 2001, cuando los favoritos -Jack Nicholson y Daniel Day-Lewis- ya habían ganado previamente, se repartieron entre ellos los precursores (provocando que ninguno impusiese su condición de verdadero favorito y anulándose mutuamente, como podría pasar si Gladstone se lleva el SAG) y el protagonista de ‘El pianista’ se alzó con la estatuilla sin haber ganado nada antes, con la excepción del César francés. Curiosamente, este último galardón está a punto de caer en manos de Hüller, y tanto ‘Anatomía de una caída’ como ‘El pianista’ lograron la Palma de Oro en Cannes. Demasiado similar como para ignorarlo , pero también suficientemente excepcional como para repetirse. La división entre Gladstone y Stone -aparentemente, nominadas de estilo mucho más clásico-, la sensación de que Hüller nunca repetirá esta oportunidad y lo mucho que han gustado sus películas pueden empujarla hasta el BAFTA, una casilla necesaria si pretende el Oscar. Sin BAFTA, es muy difícil que haya oro .El premio inglés se ha convertido en un factor clave en los últimos años. Cuando una categoría se presenta divida, la Academia de Hollywood -con cada vez más miembros en Europa-, suele mirar a los británicos: así, por ejemplo, Frances McDormand, Mark Rylance o Anthony Hopkins se llevaron el Oscar tras haber perdido todos los demás excepto el BAFTA. También ha sido el caso de Olivia Colman o Youn Yuh-jung, que sólo tenían el BAFTA y otro precursor más, pero habían perdido en plazas importantes.And the Oscar goes to…Pronosticar quién va a ganar un Oscar es más sencillo de lo que parece. Aunque en las últimas ediciones se han decantado por algunas sorpresas, no suelen salirse de las opciones cómodas, y dejan pocos espacios para las innovaciones. Por ejemplo, y echando un vistazo a lo que ha sucedido en los últimos meses, es fácil pensar que, a falta de ver qué sucede en los BAFTA y SAG, ‘Oppenheimer’ probablemente se coronará con, entre otros, Mejor Película, Dirección y Actor de Reparto (Robert Downey Jr.). Mejor Actor caerá o bien al lado de Cillian Murphy o Paul Giamatti, y la secundaria será, inevitablemente, Da’Vine Joy Randolph. Hay muchos nominados que llegarán a la noche más esperada de Hollywood sabiéndose perdedores de antemano, sin apenas posibilidades de premio. Sin embargo, la categoría de Mejor Actriz, como venimos explicando, está mucho más abierta. Salvo que Emma Stone arrase en los que queda de aquí al 10 de marzo -no descartemos nada-, el Dolby Theatre contendrá la respiración tras la apertura del sobre de ‘Best Leading Actress’. La ausencia de Hüller en las nominaciones al Sindicato de Actores (donde no suelen entrar intérpretes extranjeros) y la inesperada caída de Gladstone en las candidaturas del BAFTA parece, a priori, que allanan el terreno para la de ‘Pobres criaturas’. Pero nada nunca es tan fácil . El gusto de los ingleses por salirse del tiesto y evitar lo evidente en los últimos años y la tendencia del SAG a votar en clave empática -por ejemplo, actores que no han ganado nunca o que se han quedado fuera de los Oscar- puede perjudicar a Stone . Los SAG podrían decantarse incluso por Margot Robbie (‘Barbie’), ausente en los Oscar y protagonista y productora del gran bombazo taquillero del año , como hiceron en 2016 con Emily Blunt (‘A Quiet Place’) o en 2015 con Idris Elba (‘Beasts of No Nation’), ignorados por la Academia y abrazados por sus compañeros actores. Si Gladstone quiere ser la ‘frontrunner’, necesita el SAG urgentemente.El BAFTA, mucho más ‘indie’ y europeísta, podría llevárselo Hüller perfectamente, aunque Stone ya lo ganó en 2016 por ‘La La Land’ y no es imposible que repita, con la diferencia de que ‘Pobres criaturas’ no llega con el favoritismo de aquel musical. Esta plaza será la que acabe por sepultar o aupar las posibilidades de la alemana. Quienes no parecen tener ninguna posibilidad son las otras dos nominadas, Carey Mulligan (‘Maestro’) y Annette Bening (‘Nyad’), que, una vez más, parece que no es su año. Son dos actrices que suman ocho nominacionies y cero victorias, y que han perdido en varias ocasiones en las que podrían haber ganado con facilidad (‘American Beauty’, ‘An education’ o ‘Una joven prometedora’), lo que hace pensar que, quizás, sencillamente, no generen tanta simpatía como otras candidatas. Los SAG y BAFTA dirán . En sus manos está terminar por enterrar la carrera o ponerla aún más interesante. Que gane la mejor.

Content Source: www.abc.es

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