El Benidorm Fest no es un festival de música más, sino que se ha convertido en un pistoletazo de salida para Eurovisión y una plataforma para los artistas emergentes españoles que luchan por conseguir su sueño. Tras las victorias de Chanel y Blanca Paloma, es el momento de buscar a la persona que se alce con el micrófono de bronce de esta nueva edición cuya final se celebrará el próximo 3 de febrero.
Más allá del formato, los organizadores han decidido apostar por la composición y la creación artística a través de un campamento de canciones, que se realizará en septiembre, en el que se unirá a compositores internacionales, nacionales y algunas discográficas, que no tienen por qué estar relacionados con el entorno eurovisivo, con tal de experimentar con algunos temas. El objetivo del festival es ser una representación de la música española plural y para todo el mundo. Por ello, quieren dar un valor especial a los compositores y a las composiciones que tan decisivos son en las valoraciones de Eurovisión.
Durante la presentación de la próxima edición, que la artista Massiel quiso apadrinar, RTVE explicó que impulsará este campamento, que en palabras de la directora de Comunicación y Participación, María Izaguirre, será «un laboratorio de ideas musicales» y que no interferirá en los 16 participantes que concurran. «A veces es difícil tener una canción para competir en Europa. Puede que ninguna de las canciones del campamento sea elegida entre los concursantes del festival, pero es una experiencia que queremos incluir en las próximas ediciones también».
Los seguidores de Eurovisión, que se celebrará en Malmö, Suecia, el próximo mayo, podrán conocer el nombre de los 16 participantes que concurrirán en esta edición el 11 de noviembre en Sevilla, durante la celebración de los Grammy Latinos.
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