La Fase 5 quedó inaugurada con Ant-Man y la Avispa: Quantumanía. En este 2023 ha seguido con Guardianes de la Galaxia: Volumen 3, rodeadas por un par de series en Disney+ que han ido llegando envueltas en una contundente crisis de credibilidad para el Universo de Marvel. La Fase 5, se supone, ha de conducir a una sexta que culminará con otro díptico de Vengadores como fue Infinity War-Endgame, pero hay un par de problemas al respecto. Por un lado las huelgas de guionistas y actores han hecho mella en el calendario, y por otro Jonathan Majors, que debiera ser el gran villano a batir de la Saga del Multiverso como Kang el Conquistador, afronta un proceso penal por violencia machista.
La cúpula de Kevin Feige aún no ha decidido qué hacer, y entretanto estrena The Marvels como secuela (o algo así) de la exitosa Capitana Marvel de 2019. Así que la ganadora del Oscar Brie Larson vuelve como Carol Danvers secundada por Samuel L. Jackson en el papel del eterno Nick Fury, pero no lo hacen solos. Monica Rambeau (Teyonah Parris) es la hija de la mejor amiga de Carol, a quien no ve desde que era niña. Kamala Khan (Iman Vellani) es la mayor fan de Capitana Marvel por otro lado, hasta el punto de que su alias superheroico sea Ms. Marvel. Ellas son las protagonistas de The Marvels, una película que pretende hacer que nos olvidemos de la incertidumbre actual del MCU. ¿Lo consigue?
Crítica de ‘The Marvels’
A todos nos gustó Vengadores: Endgame, pero no tanto el «momento Vengadoras». Entonces buena parte de las mujeres que habían aparecido en películas previas colaboraban para mantener el guantelete lejos de Thanos, alardeando del feminismo del Universo de Marvel pocos meses después de que el estudio hubiera lanzado la primera y única película hasta entonces protagonizada por una superheroína.
Había tardado lo suyo, 13 años, pero eso no iba a impedir que la protagonista, Carol Danvers, posara para la foto junto a otros personajes femeninos con quienes apenas tenía complicidad, ni mucho menos había interaccionado hasta ese momento. A cierto nivel, la bochornosa escena ejemplificaba cómo la diversidad solo era un valor capitalizable para Kevin Feige. Y a otro, que Capitana Marvel era el personaje que más lo iba a sufrir.
The Marvels es la secuela de Capitana Marvel (hasta que Barbie le superara este año, la película dirigida por una mujer más taquillera de la historia aun cuando Anna Boden compartiera crédito con Ryan Fleck), pero también la secuela de Bruja Escarlata y Visión (que introdujo a la Monica Rambeau de Teyonah Parris) y de Ms. Marvel (que hizo lo propio con la Kamala Khan de Iman Vellani). Series que, evidentemente, el público de The Marvels no tiene por qué haber visto.
La película nº33 del MCU debe hacer justicia a los arcos de todas ellas y además enseñarlas a trabajar en equipo contra una villana intercambiable a quien da vida Zawe Ashton, y si hay quien pudiera pensar que esto es mucho que contar para una sola película (aunque anteriores crossovers no lo hicieran mal con mimbres semejantes), las dudas se despejan cuando vemos que la película dura apenas hora y media. Una hora y media marcada por reshoots y montaje de sálvese quien pueda, que retrotrae a las películas más desastrosas de DC. De Liga de la Justicia para abajo.
A la Carol Danvers de Brie Larson no le queda otra que volver a integrar una agrupación femenina capaz de devaluarla como ese personaje básico para la genealogía del MCU que nunca nadie ha logrado convencernos que es. Es decir, The Marvels es más respetuosa en ese sentido y aquí ya no se intenta jugar ninguna baza pinkwashing (lo que por supuesto no evitará que la fauna de Internet le ataque por los motivos incorrectos), pero igualmente sus protagonistas no pueden respirar.
Solo moverse muy rápido, lanzarse chanzas y aparecer en el lugar de la otra cada vez que usan sus poderes gracias a un gimmick que, en vez de ser gracioso o sugerente para las escenas de acción, incrementa la confusión del conjunto. Pasan muchas cosas en The Marvels y la mayoría o no se entienden o no logran que nos importen, sepultadas por un modelo de producción que se ha topado con un callejón sin salida entre la saturación del streaming y la desorientación narrativa interfases.
Es, en efecto, una película muy mala. Incluso terrible, y en ciertos compases difícilmente soportable. Durante su fatigoso metraje encadena los lugares comunes que han convertido a Marvel en estándar blockbuster (el humor, la acción de planificación nula, el baile de cameos), pero como su sucesión llega con un envoltorio trágicamente desmadejado no solo hace pensar en que esta es su peor versión posible. También induce a la sospecha de que el Universo de Marvel siempre fue así a grandes rasgos, y solo ahora que la fórmula se estanca por imperativo coyuntural podemos ver desnudo al emperador.
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Content Source: www.20minutos.es