El plantearse las cosas con sencillez es algo complicadísimo y está al alcance solo de las mejores cabezas. Los demás ya sabemos que lo fácil es complicarlas, y luego hacerlas mal o no hacerlas. El director, Eric Besnard, ha de tener, sin duda, buena cabeza, pues escribe y dirige una historia simple, con materiales de proximidad para cualquiera y con un par de actores que entienden sus personajes y los permiten respirar también con cercanía. Lambert Wilson y Grégory Gadebois son dos especialistas en ser creíbles y creídos.Vincent es un empresario de enorme éxito y fortuna y Pierre es un tipo huraño y brutote que vive apartado en el bosque; el guion los reúne por accidente, una avería en el coche, y naturalmente su primer encuentro es tan cordial como aquel de Sánchez y Biden en el aeropuerto. Eric Besnard, que ya hemos dicho que tiene buena cabeza, no organiza su argumento para impresionar, desconcertar o darse ‘pisto’, sino para sencillamente contar el paso a paso de una relación entre muy opuestos, un pasito para allá, un pasito para acá…, una samba de acciones y sentimientos. Incluso, no renuncia sabiamente a ser previsible, a dejar que sus protagonistas recorran el camino tal y como lo prevé el espectador con también buena cabeza.El ingenio no lo malgasta en la elaboración del ‘pisto’, sino en la elaboración de las situaciones y de algunos diálogos que buscan el músculo de la risa, para lo cual tanto Lambert Wilson como Grégory Gadebois contribuyen con especial gracia, pues son actores muy serios. Ni malgasta munición en fuegos florales: va al grano de lo que quiere contar, sobre las leyes de la hospitalidad, las leyes de la selva urbana y las de la campiña, sobre la amistad trabajosa, sobre las elecciones afectivas o laborales…Tiene encanto cómo evolucionan los personajes, a pesar de que uno pueda imaginárselo, y también lo tiene el modo en que la mirada del espectador evoluciona ante ellos. Es una película viva, crujiente y que puede dar la sensación de haberse visto antes, pero que rebosa simpatía, buen y mal humor, ganas de agradar y eso, sencillez.
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