¡Qué actor y qué sol! No recuerdo demasiadas películas con el sol tan bien retratado como protagonista. Tal vez alguna de Peckinpah o algún Saura –La caza es en blanco y negro pero el sol se percibe todo el rato- como El séptimo día. El sol y el calor son buenos protagonistas cuando la violencia también lo es: Un día de furia, Fuego en el cuerpo… y Los santos inocentes, claro. Cine de secano pero también de humedad hasta el tuétano. Gutiérrez solo podía confiar en Víctor Clavijo para este protagonista, casi una continuación de su memorable héroe destrozado de 3 días.
Qué unión tan fuerte la de Clavijo y Gutiérrez, qué confianza mutua desprenden todos los poros de la película. Y ¡qué planos! La cámara en sus morros, su rostro tostado, quemado por el sol, el sudor de las frentes, el peso inexorable del clima, la opresión de un personaje al límite, como el de La jauría humana o Perros de paja. Y el sistema aplastándole sin cesar, empeñado en machacarle porque un día se equivocó, concedió un traspiés y la turba le persigue. Otro enamoramiento más de Manuel Morón y un recital de Ruth Díaz. Pero lo de Clavijo es de traca. Vamos, qué recital.
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Content Source: www.20minutos.es