Es difícil filmar un sentimiento, casi tanto como describirlo con palabras. ¿Cómo se filman la dignidad, el arraigo, la pertenencia a un sitio? Y, ¿cómo se hace para no resultar mostrenco, para no empalagar, para no hacer bandera de absolutamente nada más allá de dicho sentimiento?
Se me ocurre el cine de Vittorio De Sica. Umberto D o El limpiabotas. O Esta tierra es mía, de Renoir. O los personajes de Howard Hawks y el protagonista de Una historia verdadera de Lynch. Qué extraño milagro cuando percibes que lo que aparece en pantalla destila verdad, es creíble, no se atisba truco ni trampa, no hay actuación sino gente, historia, algo parecido a la realidad desnuda. Bien, pues esta es, claro, la sensación que transmite El 47.
Un prólogo extraordinario, el pasado, la fundación del barrio, el antagonista a caballo como un western, el fango, la lluvia, las barracas, la mirada de Fernández y Segura. Sencillamente perfecto. Y luego, el presente. Los años setenta, los fascinantes y poco trabajados años setenta. Torre Baró, el autobús –alguna ruta chirría un poco– la lucha vecinal y el empeño de un hombre para cambiar el mundo.
Entender la historia de El 47 es entender los logros sociales de los que hoy nos beneficiamos, las espaldas partidas de todos los que se jugaron la vida por conseguirlas. La ola migratoria de los años sesenta, el cinturón de Barcelona, los derechos luchados y ganados, la agonía de un régimen, el anhelo de tantas cosas. Todo contado y recontado mil veces y qué placer cuando te lo cuentan diferente, con buen gusto, con dos actores gigantes.
Al lado de Fernández y Segura hay algunos secundarios que palidecen un poco y tal vez al joven Pasqual Maragall le falta un poco más de chicha. Pequeños detalles que no ensombrecen un trabajo fabuloso de Marcel Barrena, su mejor película, una obra de artesano, todo desprende autenticidad. ¿Y la cámara? A la altura del hombre, claro. Lo dijo Hawks.
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Director:
Marcel Barrena
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Género:
Drama
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País:
España
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Sinopsis:
‘El 47’ cuenta la historia de un acto de disidencia pacífica y el movimiento vecinal de base que en 1978 transformó Barcelona y cambió la imagen de sus suburbios para siempre. Manolo Vital, un conductor de autobús que se adueñaba del bus de la línea 47 para desmontar una mentira que el Ayuntamiento se empeñaba en repetir: los autobuses no podían subir las cuestas del distrito de Torre Baró. Un acto de rebeldía que demostró ser un catalizador para el cambio, de que las personas se enorgullecen de sus raíces, de una lucha del vecindario, de la clase trabajadora que ayudó a crear la Barcelona moderna de los años 70.
Guion:
Marcel Barrena, Alberto MariniReparto:
Eduard Fernández, Clara Segura, David Verdaguer, Carlos CuevasDuración:
110 minDistribuidora:
A ContracorrienteEstreno:
6 de septiembre
Content Source: www.20minutos.es