Detrás de sus excesos de modernidad, la excelente serie ‘Asesinato en el fin del mundo’ bucea por lo más convencional de las historias de misterio. Un lugar remoto, una casa con un grupo de desconocidos, un asesinato… Sin duda la enésima variación de las novelas de Agatha Christie con víctimas y sospechosos encerrados en un solo lugar del que nadie puede entrar ni salir. Clive Owen, que da vida a un ermitaño millonario que organiza una extraña reunión, recibe a ABC para hablar de esta serie disponible en Disney+ y escrita por Brit Marling y Zal Batmanglij (‘The OA’).
—¿Cómo se siente al interpretar a un ambicioso multimillonario de la tecnología?
—Hay muchos ricos que organizan este tipo de retiros uniendo personas que están a la vanguardia en sus profesiones, sobre todo dentro del mundo de la tecnología. Mi personaje, además, es un hombre obsesivo, un paranoico que vive preocupado por su imperio y las amenazas del exterior. He intentado mostrar esa dicotomía: por un lado tiene éxito y confía en sus capacidades, pero por otro lado es un paranoico.
—¿Se inspiró en alguno de esos multimillonarios?
—No lo hice. Podría haberme acercado a alguno de estos millonarios y decirle: «Voy a basarlo en tu vida. ¿Me dejarías entrevistarte?». Pero decidí que el guionista había hecho su trabajo y yo no necesitaba investigar más. Este personaje es la fusión de varias personas reconocidas dentro del mundo de la tecnología.
—El mundo parece cautivado por el ‘true crime’. Todos quieren resolver asesinatos…
—Es cierto, el mundo vive obsesionado por los ‘true crime’ y las series de crímenes. Eso es precisamente lo que hace el personaje de Emma Corrin, la coprotagonista. A mí me cautivó el guion, pensé que era una versión realmente nueva de un género que creemos conocer, y muy propio de los tiempos actuales. Se trata de problemas de la sociedad de hoy. Hemos intentado mezclar cosas que creemos haber visto antes, pero de una manera única.
—¿Y a usted le gustan las historias de misterio?
—Muchísimo. Rodé ‘Gosford Park’ con Robert Altman en 2001, y con esta serie me he sentido de una forma similar. Es una forma muy novedosa de enfocar una historia de misterio, eso es lo realmente sorprendente. Es un proyecto muy ambicioso, magistralmente escrito por Brit y Zal Batmanglij.
—Se ha transformado físicamente para el papel…
—Sí, he perdido mucho peso para interpretarlo. Quería mostrarme delgado y que se viera el comportamiento extremo de alguien que tiene éxito y es poderoso, pero que vive su vida obsesionado. Es divertido interpretar a alguien que aparentemente tiene confianza pero que está lleno de demonios.
—Estrena otra serie el próximo año… La televisión se ha convertido en un gran atractivo para los actores que se dedicaban sólo al teatro y el cine…
—Cierto. Empecé con Steven Soderbergh en la serie ‘The Knick’, que fue mi regreso a la televisión, y desde entonces no he parado. Creo que volvemos a vivir la edad de oro de la televisión en cuanto a guiones y directores. Cuando tienes la oportunidad de hacer una serie limitada de seis u ocho episodios, puedes explorar y profundizar en los personajes. Eso es muy satisfactorio tanto para los actores como para el público.
—¿Es este el formato en el que más le gusta trabajar?
—Es el mejor. Con las series limitadas puedes contar una historia en siete horas. La duración de una película clásica son 90 minutos y es un estilo de historia muy particular mientras que en una de tele puedes tomarte tu tiempo y profundizar en los detalles.
—¿Y su próximo proyecto?
—’Monsieur Spade’. Soy un gran admirador de Scott Franks, que escribió ‘Gambito de dama’. Es un drama de una hora que se centra en el detective Sam Spade. Amo el cine negro y a Bogart, y esta serie tiene esos ingredientes. Me siento muy agradecido de interpretar a Sam Spade, ha sido un regalo.
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