Mientras que en los años 20 la mayoría de mujeres españolas se encontraban sumergidas en las tareas del hogar y el cuidado de los hijos, las pelotaris triunfaban por el mundo. La pelota vasca en esa época no era un juego de hombres. Las raquetistas jugaban con contrato profesional y algunas de ellas hicieron mucho dinero desde España hasta Cuba, México, Filipinas o Estados Unidos. Son muchas varias las mujeres que han alcanzado la cima tanto en el plano femenino como en el masculino. Maite, Alicia, Rosa, Marion… Estas jugadoras que se dejaron la piel en el frontón rompiendo los esquemas de la sociedad y ganando presencia en el ámbito deportivo son ahora las protagonistas de ‘Pelotaris 1926’, la serie que estrena este viernes en Skyshowtime sobre la vida de estas mujeres.
«Es una historia tan real como escondida. Eran mujeres sin voz, castigadas y consiguieron dar la vuelta al mundo», cuenta Claudia Salas. La actriz protagoniza la serie junto a Zuria Vega y María de Nati. Las tres interpretan a tres jugadoras de pelota vasca que luchan por alcanzar sus sueños en los años 20. Las tres, determinadas, seguras y fuertes, deberán asumir las consecuencias de romper moldes en un mundo donde la ambición y la libertad estaban negadas para el género femenino. Las tres deportistas deberán pagar un alto precio por hacer todo aquello que se suponía no debían hacer: ganar su propio dinero, triunfar, revelarse frente al maltrato o vivir en libertad su sexualidad. «Si lo tenemos difícil, imagínate en esa época. Se armaron de valor y es algo que me planteo todos los días, ¿Cómo pudieron hacerlo?», se pregunta.
Desde que el éxito de ‘Élite’ cambió su vida profesional, la madrileña reconoce que el mundo de los focos tiene una doble cara. «Lo paso muy mal entre focos y medios», reconoce. Aún así, tiene los pies en la tierra. «No es difícil tener los pies en la tierra, te lo juro. Es tener sentido común y no olvidar de dónde vienes ni de quién eres», asegura. Para la actriz, ha sido fundamental el acompañamiento tanto psicológico como familiar y de amistades. «Hay que estar al lado de las personas que te dicen la verdad y que les da igual lo que eres», reconoce la actriz, que asegura estar cansada de algunos comportamientos en su profesión. «No creo en la escala de poderes, creo que todo el mundo es importante. Nadie es más que nadie ni por lo que tenga o lo que haga. Me parece que es un lastre pensar así».
Si tuviera que destacar algo bueno de su profesión, sin duda, sería la oportunidad que tiene de dar vida a otras personas y viajar en el tiempo. Lo tiene claro. Y lo peor, también. «La exposición en los medios, los eventos sociales en los que tienes que hablar con la gente y todas las conversaciones son iguales… Me cuesta porque soy muy tímida y vergonzosa, pero lo llevo, que ya es bastante», cuenta entre risas.
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