Hace tres años, Íñigo Guardamino participó en la quinta edición del Torneo de Dramaturgia que organizan la productora LaZona y el Teatro Español. El dramaturgo bilbaíno fue superando los sucesivos ‘combates’ y se proclamó ganador. La obra con la que venció se titulaba ‘Camino largo de vuelta a casa’, y sus protagonistas eran una abuela y su nieta.
‘Camino largo de vuelta a casa’ -a Guardamino le gustan los títulos largos- llega ahora a la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español, donde estará entre el 4 de abril y el 4 de mayo. En estos tres años ha crecido: concretamente, tiene un personaje más, la madre. El propio autor dirige la función, coproducida por el Español junto a Flexión Producciones, e interpretada por Amparo Pamplona (Filomena, la abuela), Belén Ponce de León (Begoña, la madre) y Helena Ezquerro (Luisa, la nieta). A ellas se suma la sombra y la voz de José Emilio Vera.
Está de más decir que la familia, las relaciones familiares y las diferencias entre generaciones conforman la columna vertebral de la obra, en la que se cuenta la historia de las tres mujeres, obligadas a vivir bajo el mismo techo. Filomena ha superado ya los 90 y sus días transcurren sin otro aliciente que el chismorreo y la telenovela exótica mientras espera que «el Señor se la lleve y chin pun». Begoña, por su parte, trabaja intentando convencer a suicidas potenciales de que elijan la vida sin sentirse especialmente bien ella misma y sin poder entenderse con su hija Luisa. Ésta, de unos veintitantos años, está obligada por la situación económica a vivir con su madre y su abuela; con aquella no se entiende y con ésta tiene mucha mayor complicidad.
La almendra de la función es la búsqueda del hogar, «que no necesariamente es un espacio físico -dice Guardamino-, y que a veces se busca durante toda la vida. El hogar es aquel lugar en el que uno está bien». Otro de los leit motiv de ‘Camino largo de vuelta a casa’ es la convivencia. «La obra quiere plasmar las diferencias entre estas tres mujeres y subrayar la posibilidad de que se entiendan. Hoy en día, el entendimiento es lo verdaderamente revolucionario. Es muy raro ver que se empatiza con el otro, que se le intenta ver y comprender», añade el autor y director.
Todo ello, dice Amparo Pamplona, en clave de «humor negro»; «un tipo de comedia casi británica», apostilla Belén Ponce de León, que añade que los tres personajes son «mujeres de verdad, cada una con su conflicto. Las tres están muy aisladas; en esta sociedad del bienestar, todos estamos regular». Helena Ezquerro habla de aprendizaje personal al asumir un personaje que se enfrenta a dos mujeres que le preceden: «Te enseñan, te agobian… lo dicho, un aprendizaje».
«En esta obra -concluye Íñigo Guardamino-, Filomena, Begoña y Luisa van a buscar ese lugar en el que poder ser y para ello van a tener que comunicarse, encontrarse, romper los muros que la estructura familiar les ha impuesto; entre nuestras tres heroínas, secretos saldrán a la luz, viejas heridas sangrarán de nuevo y disparos resonarán a través de las décadas hiriendo al presente en una comedia negra ‘sentidiña’ en la que puede que la luz al final del túnel no sea un tren, sino un lugar que se sienta como propio. El camino largo de vuelta a casa puede terminar en un hogar de verdad, donde hallar la paz».
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