De formas distantes, ojitos esquivos y aspecto juvenil en una época sin edad, Alizzz (Casteldefells, 1984) nos recibe en el cuartel de Warner en Príncipe Pío para hablar de su segundo elepé en solitario, ‘ Conducción temeraria ‘, que saldrá el 3 de mayo y que tendrá en el Festival Tomavistas, el 25 de ese mes, su gran puesta de largo. Nocturnidad alevosa y arreglos electrónicos memorables son la marca de agua de rosas de Cristian Quirante , que añade ahora el aroma de un elemento chocante: «Si me definiera por algún instrumento sería la guitarra». La mano que mece la cuna del nuevo pop español, el productor de C. Tangana en el ‘ El Madrileño ‘, también de Becky G , Amaia , Rigoberta Bandini, Aitana y tantas otras estrellas, estuvo en bandas de rock en su juventud y también fue muy fan del pop independiente, donde la guitarra es primordial . «Luego me metí en los sintes, en la música electrónica y he estado muchos años delante de un ordenador sin grabar ni un instrumento. Pero ya no estoy solo en casa, en el ordenador. En este disco he trabajado mucho con mi banda». Bajo una filosofía reflexiva y casi aporística («Ir en contra de lo que tienes que hacer es también una tendencia. No tengo la fórmula, soy antifórmula») y esa lluvia dorada de sus arreglos diferenciales: «A mí me gusta componer una canción pop, con una guitarra sencilla y una letra interesante. Puedo conseguir una canción redonda. Pero estamos en un punto de la historia de la música que yo, al menos, necesito que esos arreglos suenen frescos, porque, si no, tengo la sensación de que ya lo he escuchado y no me parece digno de ser publicado. Necesito mostrar algo nuevo siempre».Volvamos a Castefa. A una juventud grungera, a un universitario que se gradúa en ‘Teleco’ en Valencia, que luego hace el CAP para ser profesor, que trabaja de programador y que tras un FIB donde flipa con los DJs Michael Mayer y Miss Kittin se descarga el programa Fruity Loops y desvía su apetencia indie-pop-rock hacia la electrónica en Soundcloud. Hasta Berlín, donde se va a trabajar con 26 años. «Fue crucial esa etapa. Lo apañé para irme allí. Tuve la suerte de hacer unas prácticas de programador seis meses y, al final, acabé quedándome año y medio. Pinché mucho más de lo que estaba haciéndolo aquí. Incluso tenía una miniestabilidad vital», cuenta. ¿Se ha perdido ese Berlín por la gentrificación? «Lo que sé es que el Berlín que yo conocí ya no existe porque no está la gente con la que me relacioné. Es un sitio muy de paso. Y cuando he ido quiero revivir aquello y es imposible. Me lo paso bien, pero tiene siempre un punto triste».A su vuelta cambió su pseudónimo de Pisu a Alizzz, que viene del grupo de Seattle Alice in Chains y Alicia en el País de las Maravillas , algo andrógino en una época en la que no quería salir ni en fotos tan típico de la electrónica, y sacó su primer epé ‘Loud’. Justo tras su vuelta a Barcelona, en 2012. Y, pocos años después, en «una noche en Santander, en una fiesta ‘random’, que ya no me acuerdo dónde era, a las seis de la mañana, hablando y comiéndonos un poco la oreja» llegó el pacto cósmico: «Sí, vamos a hacer algo». Efectivamente, junto a C. Tangana. Y una noche de juerga que cambió la historia de la música pop en España.¿Qué haría C. Tangana sin él?¿Qué haría Pucho sin él? Porque no solo todo ‘El Madrileño’ sino también ‘ Llorando en la limo ‘, ‘ Mala mujer ‘ y tantos hits fueron bendecidos por su varita: «Sería un artista igual de importante. Nunca he visto a nadie con esa capacidad de hacer canciones y con ideas tan rompedoras. Sin mí hubiera encontrado otro camino que hubiera sido otro, pero seguro que sería un artista igual de grande», responde. ¿Y seguirán juntos? «Sí, de hecho ahora he quedado con él que me quiere enseñar una historia que creo que es más audiovisual y a ver. Raro sería que no hiciéramos más canciones».Su año de consagración fue el 2021 . «No sé cómo hice para hacer esos dos álbumes a la vez, tanto ‘El Madrileño’ como mi debut. Nunca voy a tener un año como ese, por los Grammy Latinos también (los tres que ganaron por ‘El Madrileño’), y ambos estaban en todas las listas de lo mejor del año de todos los medios, desde ABC, ‘Jenesaispop’, a ‘Los 40’. Llegué a mi clímax artístico y profesional». Pero antes estuvo 2016, donde todo cambió para él para siempre. Junto a Rosalía y el propio Tangana: ‘Antes de morirme’, su primer ‘single’ juntos. Acuérdense de aquella noche loca en Santander… aquí cristalizó: «No sabía quién era Rosalía . Ni yo ni nadie. Y le pregunté: ‘¿Quieres que participe? Es como si viniese cualquiera. ¿Seguro? ¿Quién es?’ Y, cuando vino al estudio, me di cuenta que todo tenía sentido».Desde el ‘underground’ hasta el ‘mainstream’ y viceversa, como la propia Rosalía, Alizzz funciona como un renovador de la canción popular, apelando incluso a la clase obrera: «Mi padre es mecánico de camiones. Mis abuelos tenían un colmado. Vengo de una familia humilde que no tiene nada que ver con el arte. Creo que a la gente que peor lo pasa y que tiene curro más complicados, más de mierda, las canciones les pueden ayudar. A mí me ayuda también. Siempre me he sentido como en la frontera entre la música popular, porque me gusta la música que le gusta a todo el mundo, y también me gusta la vanguardia, las artes más extrañas y los sonidos más raros. Me gusta ser una bisagra que lleva cosas de un mundo a otro».Un eclecticismo que es otra marca de Caín de Alizzz. ¿ Extremoduro y Los Planetas conciliables? «Es verdad que cuando me gustaban unos no me gustaban los otros. Depende del momento que estés. Cuando estaba más punki, más descantillado, igual estaba más con el Robe . Y cuando me puse más sofisticado, más urbano, más de la ciudad y salir de clubes, pues estaba más con el mundo más indie y de Los Planetas. Pero creo que tienen una manera de sentir que de alguna manera se toca. Son dos artistas muy sensibles. Cuando colaboré con J me pareció una locura irme a Granada, a su casa, a pasar un fin de semana a hacer música. Me pareció que era irreal, tenía la sensación de estar dentro de una de las canciones de Los Planetas, yendo en moto por el Sacromonte, por el Albaicín y yendo a los bares donde va siempre. Tuvimos conversaciones interesantes donde aún me acuerdo de cosas que me dijo y que me han afectado a mi vida directamente», explica.Y en esta conducción temeraria por influencias de todo tipo, una aparece como sombra en la que se proyecta el nuevo álbum: David Lynch . De hecho, uno de sus ‘singles’ de adelanto se llama ‘Carretera perdida’, como la película: «Me gustan muchas cosas de Lynch como músico, que tiene mucho que ver con su cine. O sea, lo escuchas y es casi como que estás viendo una peli suya. Y me parece también muy interesante su selección musical para las pelis. Cuando trabaja con Angelo Badalamenti , que es el compositor con el que más ha trabajado. Incluso cuando dibuja, cuando hace sus vídeos, me interesa. Hay un video que sale él fumando durante una hora de lluvia y también es una pieza artística». ¿Y su práctica de la meditación trascendental? «Le he escuchado hablar y es como que quieres hacerlo también. He meditado y he estado cerca de personas que meditaban, y que me han introducido a esto, y me ha gustado la experiencia. Pero me cuesta mucho parar y no pensar en nada».Alizzz, que canta español, lanzó en 2022 una canción en catalán llamada ‘ Que pasa nen ‘. Con letra beligerante, antiburguesía catalana, un meditado ‘tocar los cullons’ y altavoceo de su catalanidad. «Es un debate sobre qué es la cultura catalana. Y me quería reivindicar como parte de ella. Sé que hay gente que dice que no lo soy. Lluís Llach considera que no formo parte. Yo quería que la gente supiese que soy de allí porque se piensan que soy de no sé dónde. He tenido apoyo por parte de medios catalanes y artistas, pero sí que hay ciertos sitios donde no he podido acceder. Y no solo por cantar en catalán, sino por decir las cosas que decía la canción. Fue una manera de quitarme el peso de encima y el cabreo». Quizá debería grabar ‘El Catalán’ y ‘a pastar fang’.
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