No andaba demasiado errando quien lanzó hace unos días el ya tradicional y prenavideño cartel ‘fake’ del Primavera Sound y colocó en lugares más o menos estratégicos a cabezas de cartel formidablemente previsibles como Pulp, The National, PJ Harvey y SZA, nombres que, efectivamente, estarán en Barcelona entre el 29 de mayo y el 2 de junio de 2024 coronando la XXII edición del festival barcelonés.
Misterio casi resuelto y vuelta a la normalidad para un certamen que, tras la edición del doblete primero y la del accidentado aterrizaje en Madrid después (este año, recuerden, la capital se queda en barbecho), aparca cuestiones logísticas y geográficas para centrarse en la chicha de los nombres propios, anunciada este martes a través de una aturullada retransmisión vía Twitch.
¿En titulares? La rapera estadounidense SZA, la Lauryn Hill del siglo XXI, debutará en España en el que probablemente sea su mejor momento comercial y artístico; Lana del Rey regresará a Barcelona tras pasar por el Sant Jordi en 2018 y caerse (como todos los demás) del cartel pandémico de 2020; PJ Harvey sumará su cuarto Primavera Sound con el poco o nada festivalero ‘I Inside the Old Year Dying’; Pulp volverán de entre los muertos por segunda vez tras casi una década de parón; y Vampire Weekend, favoritos del indie ilustrado, actuarán en el festival por primera vez desde 2008.
«Cualquier generación de fans de la música va a encontrar mucho a lo que hincarle el diente», defienden desde un festival que sigue creciendo por la base gracias a fichajes com los de Charli XCX, Fka Twigs, Mitski y, sorpresa, o quizá no tanto, Stella Maris, prolongación musical de ese fenómeno televisivo que ha sido ‘La Mesías’ de los Javis y grupo liderad por Amaia tras el que se esconde la hábil mano pop de Hidrogenesse. En el apartado de fichajes más o menos sorprendentes destacan también los numetaleros Deftones, el pop desacomplejadamente comercial de Troye Sivan, la electrónica romántica del napolitano Liberato, el rapero mallorquín Rels B, los Dogstar de Keanu Reeves y el black metal de Wiegedood.
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— Primavera Sound (@Primavera_Sound) November 21, 2023
En el otro extremo, el de los sospechosos habituales y el rock dejá vù, viejos conocidos como Yo La Tengo, Lambchop, The National, Phoenix y Arab Strap, nombres con los que el festival quiere reivindicar el amor por su propia historia y en encanto algo ajado de las primeras veces. Se trata, dicen, de celebrar la esencia del festival sin renunciar a todo el terreno conquistado, así que por ahí andan también, algo menos vistas o incluso inéditas, figuras de culto como Bikini Kill y Beth Gibbons, estilistas de estreno como The Lemon Twigs y nuevas reinas del pop contemporáneo como Romy y Róisín Murphy.
A partir de ahí, el festival sigue jugando a buscarle las cosquillas a tendencias aparentemente inconexas mezclando reguetón y hardcore, La Zowi con Lisabö y Dj Playero con Mujeres, y abriendo nuevos ventanucos para que asomen el joven argentino Milo J. o un Guillem Gisbert temporalmente emancipado de Manel. En total, más de 150 artistas confirmados y una paridad tan ajustada que ni el Gobierno de Sánchez o una votación de la CUP: un 42’36% de mujeres, un 42’36% de hombres y un 15’28% de proyectos mixtos.
En la imagen gráfica, un guiño al primerísimo Primavera Sound, ciclo de conciertos celebrado en 1994 en la sala KGB, siete años antes de que el festival naciese de forma oficial, y pasado remoto desde el que la organización ha confeccionado un cartel que, dicen, es «un regalo para fans del festival». ¿Los nombres de aquel Primavera prehistórico? Sr. Chinarro, Silvania, Patrullero Mancuso y The Frankenbooties. Puro indie sobre el que acabaría emergiendo uno de los macrofestivales con más tirón de Europa. Aún no ha llegado al nivel de Glastonbury, que despachó 200.000 entradas en una hora sin haber anunciado un solo nombre del cartel, pero todo llegará.
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