La repentina muerte del director de orquesta Miguel Ángel Gómez Martínez ha sacudido al mundo de la música española. El granadino, que tenía 74 años, se encontraba en Málaga, fue ingresado en un hospital de la ciudad andaluza al sentirse mal, y allí murió a media tarde. Los testimonios de tristeza se sucedieron: Ainhoa Arteta, Daniel Bianco, Miquel Ortega, Giancarlo del Mónaco, Isamay Benavente, Luis Cansino, Ruth Iniesta y Antonio Moral fueron algunos de los músicos que expresaron su dolor a través de las redes sociales; igualmente lo hicieron varias de las instituciones para las que trabajó el maestro granadino: el Teatro de la Zarzuela, la Orquesta Sinfónica de RTVE, la Fundación ORCAM, el Inaem, la Filarmónica de Gran Canaria o Les Arts de Valencia.
Miguel Ángel Gómez Martínez siempre tenía una sonrisa en el rostro y una anécdota divertida que contar con un inequívoco acento granadino que los años no consiguieron borrarle. Había nacido en 1949 en Granada en el seno de una familia de músicos, y empuñó la batuta por primera vez en su ciudad natal a los siete años. También fue precoz en la dirección musical: en 1973 debutó en Austria como director de orquesta, y dos años después lo hizo en el Festival de Música y Danza de su ciudad natal.
Desarrolló una carrera internacional extraordinaria -siempre, y gracias a su magnífica memoria, dirigía sin necesidad de partitura-: de 1976 a 1982 fue director titular de la Ópera de Viena; de 1984 a 1987 dirigió la Orquesta Sinfónica de RTVE. Pasó después a la dirección musical del Teatro de la Zarzuela y posteriormente ocuparía el mismo cargo en las orquestas de Euskadi y Valencia, en España. Trabajó también en Mannheim, Helsinki, Hamburgo, Berna y Bayreuth (fue el director musical de su festival de Pascua).
La lista de las formaciones de las que se puso al frente y de los teatros en los que trabajó es interminable -siempre con una encendida y convencida defensa del repertorio español-, pero aun así tuvo tiempo para dedicarse a otra pasión: la composición. Entre sus obras figuran ‘Sinfonía del descubrimiento’ (1992), ‘Sinfonía del Agua’, ‘Cinco Homenajes en cuatro movimientos’ (su tercera sinfonía), ‘Un Requiem español’ o la ópera ‘Atallah’, compuesta en 2010.
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