Cuando las niñas de aquel entonces decían en su casa que querían ser actrices de mayor, como Carmen Maura (Madrid, 1945), los padres ponían el grito en el cielo. «Hacer teatro era para ellos decir que te ibas a tirar por un río. Ahora a los padres les parece ‘chupiguay’», cuenta la actriz a ABC. Los prejuicios y la inestabilidad que llevaba consigo la profesión era un tormento para los mayores y una gran obstáculo para aquellos que soñaban con pisar un escenario o ponerse frente a una cámara. Maura no lo tuvo fácil, pero la interpretación se convirtió en su vía de escape profesional y personalmente en los momentos más complicados. «Creo que siempre he tenido un ángel de la guarda que se ha ocupado de mis asuntos. Mientras que la vida personal ha sido muy difícil, la vida profesional ha sido un regalo», reconoce.
Su talento le ha llevado a estar en las manos de los mejores directores del momento y superar el centenar de largometrajes y proyectos para la televisión. Las chicas Almodóvar aparecieron por ella, que fue la primera con ‘Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón’ (1980) y recibió ese término que ha continuado hasta ahora. Con más de 55 años de trabajo a sus espaldas, una vitrina de premios y una ilusión que sigue intacta, la actriz estrena el 26 de junio ‘Tierra de mujeres’, una serie protagonizada por Eva Longoria y producida por Bambú para Apple TV+. «Es una serie divertida y muestra una Cataluña distinta, poco turística, que es lo que más me gusta del proyecto», cuenta Maura.
Aunque la serie no arranca allí. Empieza en Nueva York. La vida de Gala, una mujer de la alta sociedad con síndrome del nido vacío, da un vuelco cuando su marido implica a toda la familia en turbios asuntos financieros, y se ve obligada a huir de la ciudad junto a su madre (Carmen Maura), que está en la residencia, y su hija universitaria (Victoria Bazúa). Para escapar de los criminales con los que el marido de Gala está en deuda, las tres mujeres se esconden en un pueblo vinícola de Cataluña del que huyó la madre de Gala hace 50 años, jurando no volver jamás. Allí los cotilleos se propagan, las heridas del pasado salen a la luz y la relación de las tres dará un vuelco.
Cuando alguien graba con Longoria, las risas y las anécdotas están aseguradas, además de los guiones en inglés y español. «Ha sido muy divertido grabar algunas partes en inglés, aunque mi inglés es mínimo. Muchas veces me lo inventaba con el resto de compañeros que tenía en la residencia de la serie. Imagínate el tráfico de medicinas con mi inglés», cuenta entre risas.
Una profesión «desvirtuada»
Es la segunda serie que la actriz presenta en una plataforma. El panorama ha cambiado mucho desde entonces, no solo en las plataformas, sino también en la misma profesión. «No tengo redes sociales, pero sé que cada vez más se tiene en cuenta el número de seguidores que tienes en tus perfiles. Creo que la profesión se está desvirtuando», reconoce entristecida. Sin embargo, la actriz se considera una afortunada por vivir de su trabajo y orgullosa de todos los proyectos que se está realizando en el panorama nacional. «Se están haciendo unas cosas maravillosas desde ‘Aquí no hay quién viva’ hasta ‘La casa de papel’. Ahora mismo también. Veo las producciones que estamos haciendo y son impresionantes».
Ante el auge de las plataformas, los proyectos también ascienden, aunque el panorama laboral no es el mejor. «No son buenos tiempos para los actores, ni para todo el mundo que trabaja, pero qué le vamos a hacer». Cuando echa la vista atrás para ver su recorrido, reconoce que una de las claves fundamentales en su carrera ha sido la siguiente: no pensar en lo que uno quiere hacer. «Es mucho mejor ir poco a poco con cada cosa que te va saliendo y hacerla como si fuera el papel más importante de tu vida. He hecho cortos y papeles pequeños y he sido feliz».
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