Al término, este lunes, de la reunión del Patronato del Museo Guggenheim Bilbao, su director, Juan Ignacio Vidarte, ha propuesto iniciar la transición en la dirección del centro, proceso que se formalizará a lo largo de este año. Considera Vidarte que ha llegado el momento de cerrar un ciclo que se ha extendido durante tres décadas, y que es su responsabilidad abrir una nueva etapa en la institución donde se incorporen otras miradas y experiencias que tomen el testigo y proyecten al museo hacia el futuro, afrontando los retos que se le plantean. Con esta decisión culmina una larga y fructífera trayectoria de 32 años desde que en 1992 fuera nombrado director del consorcio encargado de poner en marcha el Museo Guggenheim Bilbao y se convirtiera, en 1996, en su hasta ahora único director. Un récord en la museología española.
«Se cumple un ciclo de vida que comenzó hace más de 30 años con el desarrollo de este proyecto ambicioso y casi utópico, la creación de un equipo que lo liderara y la puesta en marcha de un museo diferente a cualquiera de los que entonces existía y que, al tiempo, ayudara a cambiar la imagen y las aspiraciones de un país», afirma Vidarte, que seguirá vinculado al Museo Guggenheim Bilbao como director emérito, y a la Fundación Guggenheim en las iniciativas internacionales de carácter estratégico relacionadas con la constelación de museos, como el Guggenheim Abu Dabi, aún sin inaugurar.
Juan Ignacio Vidarte (Bilbao, 1956), siempre elegante, afable, tranquilo y de trato exquisito, casado y con dos hijos, contó con el apoyo de Thomas Krens, primero, y de Richard Armstrong, después, en la Fundación Guggenheim. Entre sus logros, conseguir que se haya revalorizado la colección, multiplicándose por siete o por ocho. «Lo que hace 20 años parecía disparatado, hoy parece una ganga. Hablamos de Richard Serra, Rothko, Koons, Twombly…», decía en una entrevista con ABC. ‘La materia del tiempo’, de Serra, es hoy un templo del arte contemporáneo. Todos quieren emular el «efecto Guggenheim». El edificio de titanio de Frank Gehry, las exposiciones -siempre atractivas, combinando interés científico y tirón popular-, la formación de un equipo de profesionales jóvenes y sobradamente preparados… han convertido a Bilbao en destino imprescindible para los amantes del arte. Un dato: en 2023 el museo fue visitado por 1.324.221 personas, récord absoluto. No pilotará Vidarte, sin embargo, el proyecto del Guggenheim en Urdaibai.
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