Si hay un programa blanco ahora mismo en la parrilla de Mediaset ese es sin duda Planeta Calleja. El programa que conduce Jesús Calleja siempre trae consigo una ristra de titulares que dejan sus invitados, pero sin más. El formato, el propio Calleja, lo que hace con los que van siempre es aplaudido por los espectadores. Sus datos de audiencia lo corroboran. El inicio de esta nueva temporada con la visita de Jenni Hermoso marcó un récord de audiencia para Planeta Calleja que ha ido sosteniendo en las siguientes entregas. Planeta gusta, gusta mucho, hasta que… hasta que llegaron las hermanas Pombo.
Marta y María Pombo fueron las invitadas de anoche a Planeta Calleja. El Cabo de Hornos, el Glaciar Pía, el Canal de Beagle y el Estrecho de Magallanes los lugares escogidos por Jesús Calleja. Hasta aquí se podría decir que todo bien, pero todo se torció en cuando aparecieron ellas en pantalla, en cuanto abrieron la boca. Pocas veces, por no decir ninguna, un Planeta Calleja había provocado tal avalancha de críticas, incluso tal avalancha de odio en las redes sociales. «Vomitivo», «insoportable», «de vergüenza», «incultas», y suma y sigue.
Para el que no esté en este mucho de las influencers, hoy en día, María Pombo es una de las influencers más seguidas de España y a partir de su éxito en las redes sociales también ha creado empresas.Sus hermanas terminaron por seguir sus pasos y ahora la familia Pombo es de las más conocidas en el maravilloso -nótese la ironía- mundo de las redes sociales. De hecho, protagonizaron una serie documental donde se supo más detalles sobre su día a día.
Es decir, que Jesús Calleja llevase a las hermanas Pombo a su programa no responde a ninguna casualidad o a que no hubiera otros personajes mejores, es que las hermanas Pombo están de moda, y como están de moda, pues se las lleva a los programas. A Planeta Calleja o a El Hormiguero, da igual. Son las influencers de moda y, por muchos, haters que tengan, por la razón que sea, interesan. Y si no interesan generan tantas reacciones, tanto buenas como malas, que son un diamante en bruto para los programas.
Lluvia de críticas a Planeta Calleja
Ellas lo saben, es su trabajo y utilizan todas las plataformas que les pongan por delante. Y por eso aceptan exponerse porque su trabajo es ese, porque viven de eso. Lo que ocurre es que tal exposición provoca lo que sucedió anoche con Planeta Calleja, las críticas, la avalancha de críticas. En cuestión de minutos fue increíble la cantidad de comentarios que pudo generar la visita de las hermanas Pombo, y pocos en positivo. «Calleja te has lucido. Es de vergüenza ajena todo. ¿De verdad que estás contento? O te esperas mañana a la terrible audiencia que vas a tener?»; «Un viaje tan bonito destrozado por esta pareja con cabezas vacías de contenido»; «Es muy triste que con todas las personas maravillosas que hay en las ciudades, pueblos y aldeas de España y Jesús Calleja se lleve a personajes de este tipo al programa».
¿Y qué es lo que sucedió con las hermanas Pombo en Planeta Calleja para que sucediera lo que nunca antes había sucedido con un programa de Jesús Calleja? Pues es difícil de explicar, pero son muchos los factores. Son ellas en sí, es su discurso, es el hecho de ser influencers, es lo que dicen, lo que hacen, es el todo. Ellas conviven con ello, son conscientes y aseguran que les da exactamente igual, o al menos es lo que le dijeron anoche a Calleja, entre otras muchas cosas.
Las influencers dejaron muy claro que les da igual que les critiquen por ser de ‘familia bien’. «Me dicen ‘pija’ y estoy encantada», decía Marta Pombo. Y remataban: «La connotación pija se refiere más, o así lo considero yo, a la vestimenta, a cómo cuidar su imagen, las marcas que viste… La forma de pensar y la ideología, también (…) Nuestra ideología es ser católicos, por norma general. De derechas, por norma general«.
Eso sí, después, en otro momento del programa, era María Pombo la que explicaba que aunque a veces tengan una imagen de tradicionales, realmente no es así: «Nuestro padre siempre nos ha dado muchísima libertad, nunca nos ha puesto barreras, ni horas de llegada, ni nos ha prohibido nada. El objetivo de mis padres es ser feliz». María Pombo señalaba entonces que eso mismo es lo que quiere para sus hijos: «Quiero que en un futuro sean felices, que no aguanten cosas que no tienen que aguantar».
Y volvía a la carga: «Tengo tres millones de personas que sé que me conocen a la perfección y saben que no soy una persona clasista, ni que me de miedo mancharme ni que me da miedo cagarla ni salir fea. No puedo pretender gustar a todo el mundo. A quien le guste bien y a quien no, nada».
Para María Pombo, lo que más le molesta de las redes es «crear un personaje de las Pombo que no es. Que me definen de una persona que no soy. Y me da rabia. Siempre parece una persona que no soy y me tengo que justificar siempre».
Las hermanas Pombo recordaban también su infancia: «Mi padre nos ha metido mucha caña siempre. Todos los viernes íbamos siempre al pueblo, a Cercedilla. No teníamos una vida de súper lujos«.
Y en la avalancha de críticas a cada una de sus palabras era inevitable que Jesús Calleja no les preguntase precisamente por esa exposición, por los haters, por ese odio que se mueve alrededor de ellas y con el que parece, solo parece que han aprendido a convivir. «Al ser como una familia tradicional… pero siempre nos han educado desde el respeto e igualdad. Nos consideramos feministas», afirmaba Marta Pombo.
Las Pombo responden a Jorge Javier Vázquez
Porque si pretendían no meterse en charcos, las hermanas Pombo se equivocaron, o no, y se metieron en todos: política, religión, dinero, feminismo… ¿Le vas la marcha? De hecho afirmaron que pueden comulgar con unas cosas de un partido y con otras de otro partido. Y además tienen compañeros de profesión «completamente opuestos» a lo que ellas piensan y aún así son muy buenos amigos. Puedes pensar de manera diferente y llevarte bien con quién sea, reiteraron. «No me gusta lo de ser soldados de los partidos», señaló María Pombo. Más leña al fuego.
En su aventura con Calleja, las Pombo aprovecharon también para hablar de algunas de las últimas polémicas que han protagonizado en los últimos meses. Una de ellas, el aluvión de comentarios que recibió el documental sobre su vida familiar, Pombo,que puede verse en Prime Video. Tras la reacción de la audiencia anoche está claro que el documental tampoco ha debido de gustar demasiado. Lejos de contestar a todas las críticas que han recibido por el docurreality, María Pombo, que sabe a quién tiene que dirigirse, se enfocó en Jorge Javier Vázquez, quien afirmó en su blog en Lecturas quehabía visto «más vida en un tanatorio que en el reality de las Pombo».
María Pombo confesó o quiso trasladar que más allá de molestarle las palabras de Jorge Javier Vázquez, le habían hecho hasta «gracia». «Las máximas críticas que hemos recibido es que es aburrido, con lo cual eso es bueno porque no ha habido nada más allá», aseguró.
Pero más allá de las críticas, de que ellas no tengan miedo a nada, de que sean conscientes de que los haters siempre van a estar ahí y de todas las críticas que pudieron sumar anoche, Jesús Calleja consiguió lo que siempre consigue, que sus invitados se olviden por un instante de quiénes son o de lo que provocan y se abran en canal.
En un momento de descanso en una travesía por la montaña, Marta Pombo explicó que necesitó la ayuda de un psiquiatra por un trastorno depresivo. La influencer se ha confesado sobre esa dura época.
Jesús Calleja preguntaba a las hermanas Pombo entonces qué le dirían a los haters que las critican. «Que vayan al psicólogo, que tienen traumas no tratados», sentenciaba Marta Pombo. El presentador le preguntaba entonces por su época en la que tuvo que cuidar de su salud mental con medicación y un profesional.
«Tuve que ir al psiquiatra porque tuve un cuadro depresivo breve», confirmaba ella diciendo que habían sido muchas las causas las que le habían llevado a ello, pero que ahora había aprendido a gestionarse emocionalmente en su día a día. «He encontrado mi carácter y mi forma de ser», explicaba.
Marta Pombo reconoció que perdió las ganas de vivir «pero no en cuanto a quitarme la vida», decía. «No me motivaba la vida. Siempre he sido una persona que me motiva conocer, vivir… Sentí que me dejaba llevar por la corriente porque ya no quería tomar decisiones ni tenía ganas de asumir nada», añadía.
Pues sí, hay que tener mucha fortaleza para ser conscientes de lo que provocan en mucha gente y seguir hacia adelante. Pues ellas lo hacen.
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