Ahora que estamos aquí todos y todas las que alguna vez desarrollamos una obsesión por Seth Cohen, dediquemos un momento para dar las gracias a Kristen Bell que, cuando leyó el guion de la nueva serie bombazo de Netflix Nadie quiere esto, decidió que el único capaz de dar vida al rabino «buenorro» del que se enamora su personaje, una podcaster sin miedo al «qué dirán», era Adam Brody.
A los que llegan tarde a la fiesta: sí, esa es la trama de la agradable sorpresa que la plataforma de la N roja tenía guardada. Joanne (Bell) es una mujer agnóstica que trabaja con su hermana en un podcast en el que comparten sus desastrosas situaciones amorosas y sexuales. Noah (Brody) es un rabino respetado con grandes aspiraciones profesionales. Ambos se conocen en una fiesta y, desde ese momento, comienzan una relación que todo el mundo cree condenada al fracaso.
Con ese aura de rom-com de los 90 y los 2000 que la ha llevado directa a las primeras posiciones en la lista de lo más visto de Netflix, Nadie quiere esto adapta los clichés de las comedias románticas al siglo XXI y, aunque no se deshace de los típicos errores de enamorados sin los que no habría historia, sustituye la toxicidad por la comunicación y presenta a una mujer fuerte y decidida que se enamora de una buena persona enfrentada a un dilema personal.
Pero, ¿por qué Bell estaba tan convencida de que solo Brody era el que podía interpretar a alguien tan atractivo y adorable al mismo tiempo? Fácil: porque lleva haciéndolo toda la vida, algo que los millennials saben muy bien, pues ya se enamoraron de él en dos de las series más importantes de su juventud. Lo de ahora ha sido solo retomar un crush que ya existió y que, siendo completamente sinceros, nunca desapareció.
Dave Rigalski en ‘Las chicas Gilmore’
Mucho hablar de The O.C. pero, antes de Seth Cohen, estuvo Dave Rigalski, para muchos, el mejor novio de la televisión. Después de ver a Rory (Alexis Bledel) navegar por primera vez el mundo de las citas, en la tercera temporada, le tocó a su mejor amiga Lane (Keiko Agena) enfrentarse a sus sentimientos y, sobre todo, enfrentarse a su devota y estricta madre.
Apasionada de la música, Lane encontró en Dave a alguien con quien compartir su mayor hobby, pero no fue eso lo que nos enamoró de él. Decidido a conseguir a la chica de sus sueños como fuese, Dave hizo todo lo posible por ser aceptado por la madre de esta sabiendo que nunca podría cambiar el no ser coreano. Así, mientras intercambiaba canciones con ella y montaban un grupo de música, no paró hasta conseguir que la Sra. Kim le dejase llevar a su hija al baile y aceptase su presencia.
No fumaba, no bebía, nunca le habían puesto una multa, era sano, usaba hilo dental, nunca veía la televisión más de 30 minutos por la noche, respetaba a sus padres, el colegio le iba bien, no jugaba a videojuegos, no bebía café ni refrescos, estaba dispuesto a no comer carne, no le importaba llevar corbata y tenía un crush con Lane. Y pensar que no paramos de discutir sobre si Team Dean, Jess o Logan cuando Dave siempre estuvo ahí.
Seth Cohen en ‘The O.C.’
Lamentablemente, Dave no duró mucho en Las chicas Gilmore (es más, en realidad, solo apareció en nueve episodios de la tercera temporada), porque a Brody le salió otro trabajo. A pesar de que su marcha destrozó la historia de amor de Lane, algo de lo que la serie nunca se recuperó, no se lo tenemos en cuenta al actor ya que, en su lugar, nos dio al adorable Seth Cohen.
Hijo de una de las familias más ricas de Orange County, encontraba en Ryan (Benjamin McKenzie), el chico de los barrios bajos que sus padres decidían acoger en su casa, a su mejor amigo, quien le ayudaba a hablar con Summer (Rachel Bilson), su crush del instituto, una chica popular y pija que ni siquiera reparaba en la existencia del friki del colegio. Y, a pesar de ello, poco a poco y con mucho, mucho esfuerzo y comentarios graciosos, consiguió que esta se fuese fijando en él.
La primera vez que se besaron lo hicieron al más puro estilo Spider-Man con él colgando del tejado y, a partir de ahí, empezó una relación tan adorable como complicada, con muchísimas idas y venidas. Es cierto que él no siempre estuvo bien (recordemos esa horrible trama en la que decidió tener dos novias a la vez sin sentido aparente), pero dejando de lado ese guion que fue desinflándose a medida que pasaban los episodios, Seth Cohen siempre fue ese chico adorable enamoradísimo hasta más no poder de Summer.
Noah Roklov en ‘Nadie quiere esto’
Y como si Seth Cohen nunca se hubiese ido, aparece ahora Noah Roklov cual versión mayor de él para enseñarnos qué habría sido de aquel adolescente si este hubiese decidido entrar todavía más en contacto con sus raíces judías. No sabemos si de pequeño Noah también era un friki de los cómics, pero es imposible no hacer la comparación con Cohen cuando ambos comparten semejante nivel de atractivo y adorabilidad.
En Nadie quiere esto, Brody da vida a un rabino que se enamora de una shiksa, lo que le trae complicaciones, no solo con su familia que no acepta la relación, sino también con su trabajo, para el que necesita una esposa judía si quiere seguir prosperando profesionalmente. Sin embargo, Noah no desiste y decide darle una oportunidad a Joanne, lo que desemboca en una relación con muchas complicaciones, pero a las que la pareja hace frente comunicándose entre ellos y luchando juntos.
Tras aquellas series que le hicieron tan popular en su juventud, Brody ha vuelto a los papeles románticos por todo lo alto, sin toxicidades ni giros de guion raros, demostrando que los crushes van mucho más allá del instituto. Además, pocos pueden presumir de haber superado y haber conseguido salir victoriosos de la zona del asco.
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Content Source: www.20minutos.es